Elegido: Acuérdate del Evangelio todos los díasMuestra
"Eso es todo, estoy terminando todo".
Este texto apareció en el teléfono de mi amigo Ryan desde un número desconocido una noche de martes a las 8 p.m. Acababa de sentarse en el sofá después de besar a sus hijos para darles las buenas noches después de un largo día.
"Disculpe, ¿quién es?" envió un mensaje de vuelta.
Su nombre era Sarah. Ella se dio cuenta que había enviado un mensaje a un número equivocado y se disculpó.
"Espera un minuto" respondió él. "Puedo ayudar".
Comenzaron a enviar mensajes de texto de ida y vuelta durante media hora. Ella le contó su historia. Fue trágico. La herida final fue su actual novio abusivo rompiendo con ella. Él seguía tratando de hacerle saber sobre el amor de Jesús y su valor para Dios a pesar de todo lo que sentía. Él le dijo que no basara su vida en la opinión de un niño de veintidós años.
"Es muy tarde", respondió ella. "cabo de tomar una botella entera de pastillas".
Ryan le rogó que le dijera dónde se encontraba. Él le dijo que él y su esposa irían para llevarla al hospital. Ella le dijo, y la llevaron al hospital, donde los médicos trataron a Sarah de inmediato y le salvaron la vida.
En los próximos meses, los ojos de Sarah fueron abiertos lentamente para ver cuán valiosa era en Cristo. Incluso terminó yendo a una Universidad Cristiana para seguir el plan de Dios para su vida. Dios la había redimido; Él había tomado una vida que nuestro mundo, e incluso ella misma, consideraba inútil, y la había dado vuelta. Valió la pena morir por ella.
Mientras un amigo obtenía un MBA en emprendimiento, el profesor de economía introdujo en sus cabezas un concepto fundamental: el valor de algo está determinado por lo que alguien pagará por ello.
El precio pagado por nuestra redención es la sangre de Jesucristo, el Hijo de Dios. ¿Podría haber un precio más grande? ¿Podría algo hacerte valer más?
Peleamos una batalla diaria para basar nuestro valor en el precio que Dios pagó por nosotros. Todos tenemos alguna otra moneda que usamos para medir nuestro valor. Usamos la moneda de los logros, familia, apariencias, riquezas, carreras, educación, habilidades de liderazgo, números de influencia, o "encajar".
Los humanos intentan desesperadamente probar su valía o viven en depresión porque sienten que no valen la pena.
Este es uno de los efectos más poderosos de predicar el Evangelio a tu alma. Le estás recordando a tu alma de su valor en Cristo al recordarte del alto precio que fue pagado para redimirte.
Este texto apareció en el teléfono de mi amigo Ryan desde un número desconocido una noche de martes a las 8 p.m. Acababa de sentarse en el sofá después de besar a sus hijos para darles las buenas noches después de un largo día.
"Disculpe, ¿quién es?" envió un mensaje de vuelta.
Su nombre era Sarah. Ella se dio cuenta que había enviado un mensaje a un número equivocado y se disculpó.
"Espera un minuto" respondió él. "Puedo ayudar".
Comenzaron a enviar mensajes de texto de ida y vuelta durante media hora. Ella le contó su historia. Fue trágico. La herida final fue su actual novio abusivo rompiendo con ella. Él seguía tratando de hacerle saber sobre el amor de Jesús y su valor para Dios a pesar de todo lo que sentía. Él le dijo que no basara su vida en la opinión de un niño de veintidós años.
"Es muy tarde", respondió ella. "cabo de tomar una botella entera de pastillas".
Ryan le rogó que le dijera dónde se encontraba. Él le dijo que él y su esposa irían para llevarla al hospital. Ella le dijo, y la llevaron al hospital, donde los médicos trataron a Sarah de inmediato y le salvaron la vida.
En los próximos meses, los ojos de Sarah fueron abiertos lentamente para ver cuán valiosa era en Cristo. Incluso terminó yendo a una Universidad Cristiana para seguir el plan de Dios para su vida. Dios la había redimido; Él había tomado una vida que nuestro mundo, e incluso ella misma, consideraba inútil, y la había dado vuelta. Valió la pena morir por ella.
Mientras un amigo obtenía un MBA en emprendimiento, el profesor de economía introdujo en sus cabezas un concepto fundamental: el valor de algo está determinado por lo que alguien pagará por ello.
El precio pagado por nuestra redención es la sangre de Jesucristo, el Hijo de Dios. ¿Podría haber un precio más grande? ¿Podría algo hacerte valer más?
Peleamos una batalla diaria para basar nuestro valor en el precio que Dios pagó por nosotros. Todos tenemos alguna otra moneda que usamos para medir nuestro valor. Usamos la moneda de los logros, familia, apariencias, riquezas, carreras, educación, habilidades de liderazgo, números de influencia, o "encajar".
Los humanos intentan desesperadamente probar su valía o viven en depresión porque sienten que no valen la pena.
Este es uno de los efectos más poderosos de predicar el Evangelio a tu alma. Le estás recordando a tu alma de su valor en Cristo al recordarte del alto precio que fue pagado para redimirte.
Escrituras
Acerca de este Plan
¿Qué pasaría si despertaras y te acordaras del Evangelio todos los días? ¡Este devocional de siete días busca ayudarte a hacer precisamente eso! El Evangelio no solo nos salva, también nos sostiene a lo largo de nuestras vidas. El autor y evangelista Matt Brown formó este Plan de lectura basado en el libro devocional de 30 días escrito por Matt Brown y Ryan Skoog.
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Nos gustaría agradecer a Think Eternity por proveer este Plan. Para más información, por favor visita:
https://www.thinke.org