Elegido: Acuérdate del Evangelio todos los díasMuestra

En un pueblo polvoriento en Nepal cerca de las sombras del Monte Everest, cerca del 80 por ciento de las chicas están destinadas a ser vendidas a burdeles porque son el subgrupo más bajo de la casta más baja en el país, la gente badi. Su religión enseña que en una vida pasada ellos debieron haber acumulado un serio número de pecados para que el Karma los castigara y los enviara de vuelta a la tierra en su casta. La gente ni siquiera los ayuda, porque no quieren evitar que el Karma los castigue. Como resultado, las chicas badi son algunas de las personas más traficadas per cápita en el planeta. La casta en la que nacieron implica que están condenadas a ser tratadas de forma más baja que un perro: usadas, vendidas y abusadas.

Aquí fue que mi amigo Ryan conoció a Landana, la niña de 10 años más hermosa. Su padre estuvo de acuerdo en venderla a un burdel indio. Su madre no podía soportar la idea e intentó evitar que su marido vendiera a su preciosa hija. Pero él no lo entendería. Él empezó a golpear a su esposa porque ella no quería vender a su hija.

Cuando ellos se dieron cuenta, actuaron rápidamente con trabajadores sociales locales y cumplimiento de la ley. Ellos llevaron a Landana a una casa segura donde chicas como ella se mantienen seguras, cálidas, alimentadas y amadas. Landana escuchó el Evangelio. Ella escuchó cómo a través de Jesús somos adoptados en la familia de Dios. Esta es la parte más poderosa del Evangelio para muchos en esta zona del mundo.

Al compartir el Evangelio con otra chica Badi, mi amigo Ryan le dijo: "El Evangelio enseña que tu apellido ya no es Badi. Es como tu nombre ya no es Jarla Badi; es Jarla 'Cristo' porque estás en Su familia, estás en Su casta ahora". Ella se iluminó y lo miró con ojos de posibilidad y esperanza. "¿Puede esto ser verdad?", preguntó ella. "¡Sí, es la verdad más verdadera en todo el mundo!".

Landana con alegría se unió a la familia de Dios, dejando atrás el oprobio de su familia, su casta, su línea de sangre. Dios se convirtió en su padre, y Su amor es lo opuesto de un padre dispuesto a vender a su pequeña niña. Es un Dios que estaba dispuesto a venderse por treinta piezas de plata para salvar a su hijita.

La mente moderna mira al cristianismo y se pregunta: "¿Por qué sangre? ¿Cómo pueden cantar acerca de la sangre de Jesús?" Pero aquellos que hemos sido comprados con la sangre de Cristo sabemos que ahora compartimos una conexión que va mucho más profundo que nuestras líneas de sangre aquí en la tierra. Jesús nos está invitando a una nueva familia y a un nuevo destino. Esta es la razón por la que los cristianos amamos pensar en la sangre de Cristo.

Este Evangelio va más allá de purificar nuestro pasado de su pecado; Él purga nuestra ascendencia entera, linaje, familia extendida de su vergüenza. Ya no eres principalmente una parte de una familia terrenal; te has unido a una familia celestial. La sangre de Jesús te marca como familia por toda la eternidad. Tenemos una nueva identidad familiar, un nuevo escudo familiar, un nuevo patrimonio, nuevos hermanos y hermanas, un nuevo apellido.