El duelo bien hechoMuestra

En comparación con otras personas, cuando las ves en medio de su propia tragedia u observas cómo se afligen, podrías pensar: "No tengo suficiente fe". Parte de lo que ocurre en esta época de duelo tiene que ver con tu teología, creencia, comprensión, conocimiento y sabiduría. Pero mucho también tiene que ver con tu personalidad. Dependiendo de esas cosas, puedes eludir el temporal mejor o peor que otros.

Entonces, ¿cuánto tiene que ver tu propia personalidad y experiencia con tu capacidad para manejar bien el duelo?

Puede que sea una combinación de cosas. Las personas tienen diferentes emociones. Reaccionan de manera diferente a distintas circunstancias. Dios ha hecho a algunos más sensibles emocionalmente a la tragedia y a las dificultades, y eso puede significar que se aflijan más y durante más tiempo que otros. Otros pueden recuperarse del proceso de duelo más rápidamente, ya sea porque son más impulsivos o estoicos. El punto es que Dios nos hizo a cada uno de nosotros diferente, y es natural asumir que algunos encontrarán el proceso de duelo más arduo que otros.

Pero recuerda lo que es la fe. No es un sentimiento. La fe se demuestra en su movimiento (Santiago 2:17). La mayoría de las personas tienen más fe de la que creen tener, pero sus emociones nublan si es fe o no. Así que, no mezcles las dos cosas porque a veces están juntas y a veces no. A veces tienes que confiar en Dios en la oscuridad. Es una oscuridad total, y tienes que hacer como Pablo y Silas. Tienes que alabarle a medianoche cuando estás en las cadenas de tu dolor. Una manera de ejercitar la fe es alabarle en medio de tu dolor. Puede que no tengas ganas de alabarle y tu alabanza no tiene que venir con sonrisas y felicidad, pero puedes querer alabar a Dios afirmando Su control, sabiduría y poder incluso en medio de la pérdida.

Oración: Señor, buscarte no es fácil cuando tengo dolor. Todo lo que quiero hacer es meterme en una bola y renunciar a la vida. Por eso, te necesito más que nunca; necesito Tu consuelo. Necesito Tu comprensión, para que pueda encontrar más sentido a este lugar oscuro en el que me encuentro. Envía Tu Espíritu como consolador, y permíteme manejar el dolor como un hijo del reino de Dios. En el nombre de Cristo, amén.