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Sé influyente
Hemos aprendido cómo escoger la influencia prudentemente. Como seguidores de Cristo, también estamos llamados a ser influyentes, incluso peligrosamente influyentes.
Jesús nos dice que somos la luz del mundo y la sal de la tierra. Esencialmente estamos llamados a influir a otros. Pero la razón de ser influyes no es para volvernos famosos sino para hacer que el mundo mire hacia Dios.
¿Cuál es el significado de la metáfora de la sal? Históricamente la sal fue extremadamente valiosa. Hace que los alimentos duren más. Un tiempo atrás la gente ponía sal a las heridas para cicatrizarlas. De ahí viene la expresión, "pusiste sal en mi herida". También fue usada por los israelitas en los rituales religiosos del Antiguo Testamento. Se utilizó sal al preparar el incienso que se usaba para hacer sacrificios a Dios antes del sacrificio supremo de Jesús.
La sal es algo muy importante. Pero sabes también que un poco de sal puede ser demasiado. Así que cuando Jesús nos llamó la sal de la tierra, fue monumental. La sal era crucial para sanar, conservar, y poner a la gente en paz con Dios. Se supone que nuestras vidas también deben ser así. Jesús nos está diciendo que debemos vivir vidas que lo muestren a Él y a su bondad.
Esencialmente, tú tienes mayor influencia de lo que crees y debes usarla prudentemente. Tal vez no tengas una plataforma, pero tienes poder en el nombre de Jesús. No necesitas ser un “influencer” para tener influencia. Todos los días ves personas en el colegio, la iglesia, la tienda, y otros lugares, que necesitan el poder sanador de Jesús. Y tú eres la sal que puede llevarlos a Jesús.
Cuando eres amable y afectuoso con un extraño, cuando hablas en el colegio con el niño a quien todos molestan, están siendo la sal. Estás dando vida a tu influencia y Dios está siendo glorificado por tu obediencia.
Desafío: ¿De qué maneras puedes ser sal? ¿Cómo puedes servir a los demás y vivir una vida que lleve a otros hacia Jesús? Elige una opción, enfócate en ella y realízala esta semana.
Acerca de este Plan
Las influencias nos rodean. Pero con tantas voces, ¿cómo elegir sabiamente a quién escuchar? Del mismo modo, estamos llamados a ser influyentes. ¿Pero por dónde empezamos? En este Plan bíblico de 5 días, aprenderemos lo peligrosamente influyente que puede ser el mundo, pero también cómo podemos llegar a serlo nosotros mismos.
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