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Una iglesia, con impartición profética

La iglesia de Antioquía, se abre a recibir direcciones. Vemos que venían unos predicadores y apóstoles de Jerusalén; en ese compartir con la iglesia surge una dirección profética, y ellos asumen una responsabilidad. 

La dirección profética, alumbra el entendimiento, para emprender acciones prácticas y efectivas, ante una advertencia. Muchas veces, no recibimos una dirección del Señor porque nos cerramos a recibir las gracias. 

No es profeta, aquel charlatán que manipula y pide pactos, sino un entendido, enviado y establecido por Dios, para edificar a los santos. Probablemente, porque tuvimos una experiencia negativa con un profeta charlatán, no podemos rechazar y abortar la gracia que está constituida legalmente por Cristo Jesús, para edificar a los santos. Si tuviste una experiencia negativa con un apóstol, profeta, evangelista, pastor o maestro, no te tiene que cerrar para que recibas la gracia genuina de alguien que te edifica. Jesús dijo que iban a existir falsos profetas, apóstoles y maestros. Si hay algo falso, es porque existe lo verdadero. Siempre te van a engañar con algo falso que parte de la verdad.

¿Se puede falsificar un billete de 97 dólares? Claro que no. Se falsifican los de 100 dólares. ¿Entonces, qué es lo que se falsifica? Lo verdadero. Si alguna vez, de manera desafortunada, te dan un billete falso de 100 dólares, no significa que jamás en la vida, vas a recibir un billete de ese valor.

De igual manera, si hubo un ministerio falso, equivocado o manipulador, no te resistas ni digas que no crees en eso, sino sé diligente y discierne en el espíritu, porque lo verdadero existe. En esto, es donde se encuentra una iglesia entendida y edificada, que puede recibir los profetas y discernir el espíritu de la profecía.

¿Qué hace esta iglesia entendida en lo profético? 

Ágabo marcó la dirección de lo que iba a venir, es más, la Escritura dice que se cumplió, por lo tanto es una profecía verdadera que anticipaba un evento futuro de previsión para ellos. No era para causar terror con cosas como el fin del mundo, y que deben correr a los montes a buscar la presencia de Dios, sino para crear un sentido de diligencia y cómo gestionar su proyecto de vida en situaciones eventuales. La profecía da discernimiento y entendimiento, para comprender el cuadro futuro, pero con un asunto de esperanza, confianza y responsabilidad.