Respuestas a la ansiedadMuestra

La respuesta a la ansiedad acepta la provisión de Dios

¿Cómo es la humildad en acción? La humildad se somete a la provisión de Dios. Cuando las personas sufren, a menudo están tentadas a llenarse de ansiedad. Al igual que el escritor del Salmo 42, enfrentan problemas y sus corazones se ven envueltos en ellos.

La poderosa mano de Dios es una mano soberana, una mano fuerte y gobernante. ¿Crees que Dios es soberano? ¿Crees que tus circunstancias actuales reflejan el plan de Dios, que Dios te puso en el lugar donde te encuentras en este momento? ¿Te humillarás allí mismo o intentarás cuidarte? ¿Lucharás en todas las direcciones para escapar de tu situación actual?

Esto no quiere decir que no puedas tratar de mejorar tu situación si el Señor lo permite, pero el verdadero problema no son tus circunstancias. El problema es, ¿confiarás en el Señor? ¿Vas a desesperar si las circunstancias no cambian, o tendrás gozo? El verdadero problema es el cambio de ti.

¿Qué significa arrojar nuestras ansiedades en Dios? La misma palabra traducida como «echado» se usa en Lucas 19:35, cuando Jesús estaba a punto de entrar en Jerusalén, y los discípulos habían obtenido un potro. Lo trajeron a Jesús, y echaban sus mantos sobre él. Esto es una transferencia, como tirar una manta sobre algo. Juntas todas las cosas que te preocupan en este momento: las reúnes, y las arrojas al Señor. Esta transferencia es total Pedro dice: arroja todo.

¿Cómo es esto humildad? ¿Cómo es esta, la forma en que te humillas? Porque si no le das tus preocupaciones a Él, estás diciendo que planeas quedártelas y tratarlas tú mismo, porque crees que puedes solucionarlas mejor que Él.

Muchas de nuestras dificultades realmente nos despiertan de un sueño donde imaginamos que tenemos control sobre nuestras vidas. ¿Qué crees que controlas? Si Él no te dio la capacidad de pensar y funcionar, no podrías haber hecho nada de eso. Solo recuerda al gran rey babilonio Nabucodonosor quien celebró todo lo que pensó que había logrado en su reino... y en un momento Dios redujo ese hombre a una existencia animal.

Cuando echas estas cosas en el Señor, no estás realmente dándole nada. Simplemente estás reconociendo lo que ya tiene bajo su control.