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Debes saber cuándo retirarte de la cancha
Estuve entrenando a un grupo élite de líderes femeninas muy prometedores en una enorme corporación aeroespacial. Como parte del juego de roles de nuestro estudio de caso, trabajaron en un escenario ficticio de trabajo: después de algunos retrasos financieros, el equipo tenía una gran oportunidad que posiblemente mantendría a flote todo el departamento. Requeriría de “todas las manos a la obra”, horas extras y trabajar los fines de semana durante los siguientes seis meses. Luego, a cada persona se le dijo que ahora tenía una crisis personal única que manejar (cómo un esposo diagnosticado con cáncer, un hijo pequeño que necesita terapia del habla a las 4:00p.m. tres días por semana, o padres ancianos quienes necesitaban ayuda para encontrar y mudarse a un hogar de residencia asistida).
Las mujeres crearon una solución para su problema en particular, y entonces hicieron un juego de roles para presentarlo a un alto ejecutivo masculino.
Al equipo con el caso de cáncer le tocó primero. Dieron una solución cuidadosamente elaborada que incluía trabajar desde muy temprano y por las noches hasta muy tarde para recuperar las horas perdidas por asistir a las quimioterapias del esposo, así como reclutar a otros que pudieran cubrirlas en su ausencia. Las líderes quedaron completamente perplejas por la respuesta del ejecutivo: “Su propuesta es heroica y admirable, pero completamente irreal. No creí ni una sola palabra.”
Hubo un silencio incómodo.
Toda mujer competente sabe que se hace lo que sea necesario para realizar bien un trabajo. Pero igual de importante, tenemos que reconocer cuando las circunstancias nos dejan inhabilitadas para hacer bien nuestro trabajo. Al igual que un buen jugador de fútbol jamás insistiría en jugar con un tobillo lesionado y así poner en riesgo a todo el equipo, a veces nosotras tenemos que darnos cuenta cuándo en realidad estamos causando daño a nuestro equipo – y a nosotras mismas – si no nos retiramos de la cancha de juego por un tiempo. Como dijo el ejecutivo valiente ese día: “Sí, tal vez te necesitamos – pero tu esposo te necesita aún más”.
¿Cuántas veces nos damos cuenta de que hemos hecho demasiados compromisos o nos hemos encontrado con circunstancias imprevistas que nos dejan incapaces de cumplir con nuestras obligaciones? Necesitamos aprender cuándo retirarnos de la cancha por un tiempo, levantar nuestra bandera blanca de humildad y disfrutar la paz que da tener expectativas realistas.
Dios nunca nos da un llamado sin proveer todo lo que necesitemos para completarlo y eso incluye tiempo y capacidad emocional. Si no somos capaces de terminarlo, a pesar de nuestros mejores esfuerzos, entonces Él tiene un plan distinto en mente – quizá a una persona diferente o en un tiempo diferente. Escuchemos cuando el Espíritu Santo nos llama suavemente a dejar ciertas cosas a un lado y confiar en que Él las tiene en Su control.
Deja a un lado a la mujer maravilla
Escrituras
Acerca de este Plan
Algunos días sentimos que podemos manejarlo todo, sin embargo, la mayoría de las veces sentimos que ese todo nos termina manejando a nosotras. Es muy fácil llegar a estar exhaustas física, emocional y espiritualmente. Pero no tiene que ser así. En medio de las demandas de la vida, es posible experimentar una vida llena de paz y encontrar reposo para tu alma.
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