Siete claves para la plenitud emocionalMuestra

Clave 3: Obtén la sanidad de Dios para tus emociones

Todas las personas tienen algo que no les gusta de sí mismas. Cada uno de nosotros tendemos a enfocarnos más en nuestros defectos y puntos débiles que en nuestras fortalezas. Así es la naturaleza humana. Sin embargo, hay algunas cosas en la vida que no se pueden cambiar. Por ejemplo, no puedes cambiar la familia en la que naciste, color de piel o estatura. Algunas debilidades físicas y/o discapacidades no se pueden cambiar. Cuando te enfrentas a estas cosas inalterables que te hacen ser maravilloso y único, eres sabio al aceptar que en la sabiduría infinita de Dios, es simplemente la forma en que Él te creó.

Algunas cosas en la vida son inalterables debido al mundo en el que vives. Por ejemplo, es posible que no puedas alterar el hecho de que tus padres están divorciados o que tus hijos están involucrados en situaciones peligrosas o conductas negativas. Pero puedes orar para que el Señor traiga sanidad para ti y a tus seres queridos.

Sin embargo, hay aspectos de tu personalidad y tus emociones que pueden ser cambiados. Por ejemplo, puedes pensar que eres celoso o propenso a la ira por naturaleza. Déjame asegurarte que la envidia y los arranques de ira son conductas adoptadas. Puedes pedirle al Señor que te sane de tus celos e ira, y te ayude a confiar en Él y en los demás.

Entonces, ¿cómo sanas tus emociones? Primero, identifica el tipo de carácter que sabes que desagrada al Señor y pídele perdón por haber permitido que este carácter se desarrolle. Segundo, pídele que te sane ese patrón de conducta. Tercero, dale el permiso para hacer lo que sea necesario en tu vida para sanarte. Por último, ten fe en que Dios esta obrando en tu vida y que te sanará en su tiempo y de acuerdo a su manera.

Dios es misericordioso. Él perdona, sana y promete entrar en cualquier área de tu vida que le abras. “Que Dios mismo, el Dios de paz, los santifique por completo, y conserve todo su ser —espíritu, alma y cuerpo—, irreprochable para la venida de nuestro Señor Jesucristo. El que los llama es fiel y así lo hará (1 Tesalonicenses 5:23-24)".