Gigantes espiritualesMuestra

Oración por el crecimiento en la fe

La otra gran temática, la presencia gloriosa «parusía» de Cristo Jesús, se introduce también, y en ella encuentra sentido la ética paulina. Es más, se puede decir que Pablo señala expresamente, que la finalidad de su instrucción es justamente afirmar, conducir sin mancha y en santidad delante de Dios en la venida de Cristo a sus hermanos de Tesalónica. 

Sin duda toda la enseñanza paulina en esta carta está organizada en torno del elemento de la venida del Señor. Sin embargo, Pablo señala cómo la iglesia de Cristo en Tesalónica, ha crecido desde la aceptación del evangelio, pasando por la historia de la construcción de la comunidad, del riesgo que esta construcción sufre, de la actualidad de mutualidad que hoy vive, y se proyecta como futuro glorioso por la presencia final de su Señor. 

El crecimiento en la fe, según el contexto, incluye dos aspectos, primero en el conocimiento de las verdades que fundamentan nuestras creencias, y luego en la fidelidad en el servicio basado en lo que creemos. Para lograr lo primero, la palabra de Cristo debe morar abundantemente en nuestros corazones, y para alcanzar lo segundo, debemos actuar en las buenas obras que Dios preparó de antemano para nosotros. Ellos hicieron bien, pero todavía no han madurado en su conocimiento, como lo demuestra su mala interpretación de la segunda venida del Señor. Así se utiliza la fe como doctrina, o como énfasis constante en el estilo de vida, que hacía falta, ya que pudo haber tenido un enfoque ético.

La fidelidad de estos santos y su amor expresado por Pablo, le dio un interés mayor por ellos, y produjo esta oración notable a su favor. Deseaba su progreso continuo, estaba interesado en su desarrollo espiritual. Sabía que su posición era perfecta; pero deseaba que su estado correspondiera a ella.

Algunos maestros y predicadores declaran, que el estado de los santos no es de importancia. Erróneamente enfatizan que somos perfectos y santos, pero que se puede vivir en carnalidad y mundanalidad sin que afecte lo que somos. En otras palabras, enfatizan la verdad objetiva, y otros la verdad subjetiva. En ambos casos el resultado es: creyentes desbalanceados. Es triste ver que muchos están en tal condición, y todo por causa de desconocer la voluntad de Dios para consigo mismos. Su estado no cambia, no hay crecimiento ni espiritualidad manifestada en sus vidas. Como en lo natural, la realidad es evidente, no están recibiendo la correcta alimentación para un desarrollo completo en la vida en Cristo, no pueden ser gigantes espirituales.