Gigantes espiritualesMuestra
Dios concibió el gozo
¡Qué declaración de progreso tenemos expresada en los escritos de Pablo! ¡Qué norma de espiritualidad pone delante de nosotros! Sin duda, es posible que la alcancemos, si creemos lo que nos dice. Dios no pone delante de nosotros una esperanza falsa, o un espejismo que no podamos alcanzar para atormentarnos. ¡Claro que no! Esta oración de Pablo no crea una ilusión en la mente. Será consumada absolutamente en nuestra experiencia, si así lo creemos porque lo entendemos.
La posibilidad de entrar en tal estado de gozo no fue concebida en el corazón del hombre, sino que fue concebida en el corazón de Dios. Los creyentes no están inclinados a creer que tal victoria sea posible, y generalmente la niegan, porque se miran a sí mismos en lo natural. Son tan conscientes de sus propios defectos y limitaciones, que la obtención de tal gozo les parece imposible, si no dependemos de Dios para tomarnos a su cargo en la medida que creemos y nos sometemos a Él.
Pablo no estaba demandando a los tesalonicenses que debían alcanzar esta perfección por sus propios esfuerzos. ¡En ninguna manera! Dirá alguno, es demasiado bueno para ser verdad. Pero ha de ser la posibilidad de tal experiencia o el apóstol no rogaría así. El Señor nos fortalecerá con todo poder si creemos en su Palabra y nos rendimos a Él. Entonces no es nuestra fuerza, sino su poder. Es conforme a la potencia de su gloria, no conforme a nuestros débiles esfuerzos o escasa medida de comprensión, sino conforme a la magnitud de su exaltación como cabeza. El Hijo de Dios, resucitado y glorificado, el Señor de todo, nos fortalecerá, a nosotros quienes somos su cuerpo.
No hay excusa para los santos ser impotentes e inútiles, ya que toda la potencia de la gloria de Dios, está a la disposición de sus hijos para ser apropiada mediante el conocimiento de Cristo. Solamente aquellos que estén dispuestos a andar en su voluntad, mientras la aprenden, podrán echar mano de su suficiencia y así ser fortalecidos.
Por ejemplo, cuando vengan las aflicciones y pruebas en nuestra senda, nos da la oportunidad para probar la fuerza del Señor y no rendirnos al desánimo, ni a la murmuración. La fuerza de los músculos en lo espiritual tanto como en lo natural, viene del ejercicio; por lo tanto, cuanto más tomamos de la fuerza de Cristo, tanto más rápido nos desarrollaremos. ¡Qué gigantes espirituales podemos llegar a ser!
Escrituras
Acerca de este Plan
Los gigantes espirituales no son solamente aquellos héroes que vemos en las historias bíblicas. En realidad, Dios espera que todos sus hijos alcancen este estado, porque su Hijo Jesucristo los habita y habilita para cumplir su propósito eterno. El crecimiento en la fe, incluye dos aspectos, primero en el conocimiento de las verdades que fundamentan nuestras creencias, y luego en la fidelidad en el servicio basado en lo que creemos.
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Nos gustaría agradecer a Basilio Patiño en colaboración con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: www.redrema.org www.elcentronetwork.com