Sé Tú La AyudaMuestra

«Reconstruir para su gloria»

¿Has sentido alguna vez que puede que Dios te esté pidiendo que ayudes a alguien pero tienes miedo de hacerlo? ¿Te sientes inseguro de la respuesta que has de recibir o de si la ayuda será bien recibida o no? ¿Existe un ministerio al que sientas que Dios está llamándote para que trabajes pero sientes que no es para ti? ¿Tienes vecinos que necesitan sentir el amor de Dios extendido a sus vidas a través de una comida preparada por tu familia o una bolsa llena de alimentos? ¿Estás limitando el mover de Dios al evitar que tus manos hagan el trabajo, que tu voz brinde consuelo o que tus pies te lleven a donde te necesiten? Si bien es cierto que en ocasiones alguien rechazará tu ayuda, si eres obediente a la voz de Dios, habrás hecho lo que Él desea. Recuerda, puedes estar seguro de que habrá un propósito para tu acción. 

¿Les estamos enseñando a nuestros hijos a extender una mano de ayuda para ayudar a otros, o se preocupan ellos solamente por sus propias necesidades? Este principio de «ayudar» me fue enseñado a través de las acciones de mis padres, abuelos y bisabuelos. Mi deseo es que cuando mis hijas crezcan puedan decir que este es el ejemplo que vieron en mí. No quiero languidecer mirando los muros destruidos y quemados, sino que le pido a Dios que use mis manos para ayudarme a reconstruir para Su gloria. Pregúntale hoy mismo a Dios dónde puede usar tus manos, oídos, voz o pies, y no dudes en hacerlo.