Examina, aprueba y escoge lo mejorEjemplo

Ejercita el discernimiento

Al comienzo de la vida en Cristo, se adquiere un discernimiento que permite escoger entre lo bueno y lo malo. Pero llega un momento en el proceso de madurez, en que el gran dilema ya no es tanto entre lo bueno y lo malo, sino entre lo bueno y lo mejor, y luego entre lo mejor y lo excelente. Eso requiere un discernimiento más agudo, que es señal de mayor crecimiento. 

En este contexto, la espiritualidad se relaciona directamente con la ética. La secuencia es clara, un mayor amor dará mayor discernimiento para poder llegar a ser irreprensibles, para no temer un juicio adverso, no solo desde el punto de vista humano, sino ante el modelo con el que Dios juzga todo. 

En la carta a los Hebreos, la palabra «aisthesis» que se traduce como buen juicio o discernimiento, no aparece en ningún otro lugar del Nuevo Testamento. En otros textos griegos antiguos «aisthesis» se refiere a percepción moral, es decir, a la habilidad de saber cuál es la acción correcta en una situación dada. 

Esta clase de conocimiento, también incluye comprender, captar el sentido, tiene que ver con percepción, compenetración y discernimiento. Esta característica parece ser la aplicación del conocimiento. Podemos deducir de aquí, que una cosa es ser inteligente o conocedor, pero otra es ser verdaderamente sabio, y la vinculación de estas dos virtudes, en donde debe abundar nuestro amor, son las que nos hacen sabios. 

En la petición que Pablo hace a los filipenses, les insta a que puedan expresar su amor de un modo que muestre, por un lado, un conocimiento de cómo obedecer la voluntad de Dios de forma general y, por otro, de forma más concreta, en cómo tomar decisiones morales basándose en la voluntad de Dios en las vicisitudes de la vida diaria de forma particular. 

Ya dijimos que, la palabra que usa Pablo para poner a prueba es «dokimázein», que era la que se usaba para probar un metal para comprobar que era genuino. El verdadero amor no es ciego; nos permitirá siempre ver la diferencia entre lo falso y lo verdadero. 

Este tipo de discernimiento e inteligencia espiritual nos conduce a una vida superior, que es una vida saturada de Cristo, reflejada en testimonio limpio, amigable, que ama, perdona y sirve, que aprueba lo excelente y desecha lo inferior. Es fácil decidir entre lo bueno y lo malo, elegir entre lo bueno y lo superior es lo difícil.