Llenos de las riquezas en CristoMuestra
La obediencia es la marca evidente de la obra santificadora del Espíritu
«Mediante la obra santificadora del Espíritu». Nuestra elección por parte de Dios el Padre, tiene lugar por medio de la efectiva obra de gracia que el Espíritu opera en nosotros. La frase: «mediante la obra santificadora del Espíritu», se refiere a su obra regeneradora, por la cual somos vivificados, vueltos a la vida, ungidos y consagrados para Dios.
La idea que subyace al término santificación, casi siempre es separación, ya que, el nuevo nacimiento nos diferencia de aquellos que están muertos en pecado.
Las palabras «para obedecer», quiere decir que el llamamiento eficaz del Espíritu, nos pone bajo el llamado autoritativo del evangelio y, por consiguiente, bajo sus preceptos. La elección, nunca promueve el libertinaje; siempre produce santidad y buenas obras. A través de la regeneración, el Espíritu nos trae a una nueva vida de sumisión voluntaria a Cristo, no a una vida de autocomplacencia.
Cuando el Espíritu santifica un alma, lo hace para que sea capaz de adornar el evangelio, mediante una vida de obediencia. Es mediante su obediencia, que el renacido da muestras que Dios lo eligió, porque antes, era uno de «los que viven en la desobediencia». Mediante su nueva vida de obediencia, el creyente da pruebas de la obra real del Espíritu en él.
«Redimidos por su sangre», o más literal: «rociados con la sangre de Jesucristo». Es importante que sepamos diferenciar entre el rociamiento y el derramamiento de la sangre de Cristo. El derramamiento se dirige a Dios; mientras que el rociamiento se aplica al creyente, con lo que obtiene perdón y paz de conciencia. La sangre rociada de Cristo, hace que su servicio sea aceptable a Dios.
Una lectura cuidadosa de toda la epístola mostrará que estos santos estaban atravesando por severas pruebas. Los destinatarios de la carta, se componían de una mayoría judía, que era severamente oprimida y perseguida, tanto por el mundo profano, como por sus propios hermanos, según la carne. El caso de Esteban, y de Pablo que sufrió a manos de ellos muestra, cuán amargo y enardecido era el odio que los judíos incrédulos tenían hacia sus compatriotas, convertidos al evangelio de Cristo.
Además, ayuda a entender porqué Pedro, tiene tanto que decir sobre las aflicciones, y porqué se refiere tantas veces, a los sufrimientos de Cristo. Sus hermanos, necesitaban un estímulo, que los fortaleciera para perseverar heroicamente en medio de los sufrimientos. Por eso, Pedro insistió en aquellos aspectos de la verdad divina, que mejor se adaptaban para alentar el alma, fortalecer la fe, inspirar la esperanza, producir constancia y buenas obras.
Acerca de este Plan
Definitivamente las riquezas escondidas en esta oración apostólica, son un extraordinario ingrediente, para sustentar la base y práctica de nuestra comunión con Dios. Ellas nos llevan a experimentar un nivel de fe y clamor nunca antes disfrutado, que la capacidad que Dios nos da para aprender estas verdades y nuestra decisión de aprehender sus enseñanzas, se conviertan en nuestra decisión de emprender cambios sustanciales en nuestro llamamiento celestial.
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Nos gustaría agradecer a Basilio Patiño en colaboración con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: www.redrema.org www.elcentronetwork.com