Profecía Y PromesaMuestra

Nuestros delitos son muchos En las fotografías familiares de mi infancia se pueden contar cinco niños, pero con frecuencia mi madre tenía la sospecha de que había un sexto; su nombre era Yo No. Yo No, era el niño que manchaba el espejo del baño, dejaba los juguetes en el suelo, y el que fundió un soldado de plástico en la estufa. Yo NO, dejó caer chicle en la alfombra y rompió la ventana del sótano. La primera respuesta de los hombres y mujeres que pecan contra Dios es la negación. ¡Yo no! El Antiguo Testamento tiene muchas historias del progresivo deterioro espiritual del pueblo de Israel, y como hacemos usted y yo, en un principio negaron obstinadamente que tuvieran un problema. El profeta Isaías les ayudó a ver que la ruina económica y militar que había caído sobre ellos era el resultado directo de sus actos de rebelión: “nuestras rebeliones se han multiplicado delante de ti y nuestros pecados han atestiguado contra nosotros; porque con nosotros están nuestras iniquidades y conocemos bien nuestros pecados” (Isaías 59:12). La verdadera conciencia de uno mismo conduce a la tristeza, la tristeza piadosa produce arrepentimiento, el arrepentimiento lleva a la fe en el Salvador, el único que nos puede llevar de vuelta a Dios.