Cristo, el plato fuerte por excelencia Muestra
Cristo: la dieta correcta
Un buen nutricionista espiritual, prepara la Palabra con la posible audiencia a la cual se dirigirá en mente, no según sus pareceres, sino con lo que el Espíritu Santo le indica. Un nutricionista espiritual no piensa en él, sino en aquellos que recibirán dicho alimento.
Un buen nutricionista del reino, evalúa en qué etapa de desarrollo se encuentran quienes recibirán el pan. Un nutricionista espiritual, sabe que no se trata de darles cualquier cosa, sino lo que necesitan y les ayude en su crecimiento en Cristo. Así como el alimento terrenal beneficia el cuerpo biológico, el alimento celestial –Cristo– beneficia el cuerpo celestial, la iglesia.
En tal sentido jamás se debe perder la perspectiva, que Cristo es presentado como el alimento de la iglesia, desde Génesis hasta Apocalipsis, sólo Cristo, no rituales ni tradiciones. Si la iglesia no está comiendo a Cristo está siendo mal alimentada. Cuando se habla, que algo es «alimento» indica su altísima importancia para la vida de un cuerpo.
Analicemos cómo Cristo es nuestro alimento:
- En Génesis es el árbol de la vida.
- En Éxodo es el maná que descendió del cielo.
- En Levítico es el pan de la proposición.
- En números es el cordero pascual.
- En Juan es el agua que sacia la sed.
- En Juan es el pan que descendió del cielo.
- Para Pablo era tanto leche como alimento sólido.
- En Apocalipsis es el árbol que produce frutos que sana a las naciones.
Todo esto apuntaba al Hijo como el alimento único y fundamental en la vida de los santos. Cada una de estas figuras, hoy no son para comerlas literalmente, sino que la intención era dejarnos saber que sólo Cristo sacia nuestra hambre y quita nuestra sed. Que así como la comida es vital para el cuerpo, Cristo es vital para la iglesia. Dejar de comer a Cristo, es correr el riesgo de morir espiritualmente así como le sucedió a Adán.
Por consiguiente, para alimentar a una familia, una congregación o generación con el pan de vida, se debe tener más que buenas intenciones. Se debe ser un experto (competente) en el pan, porque si el nutricionista no conoce el pan de vida, ¿cómo pretende alimentar a los santos?
La gastronomía espiritual es muy extensa, como para que siempre se sirvan solo pasabocas o bocadillos. Los pasabocas calman el hambre por un momento. Comer frecuentemente dichos pasabocas no alimenta. Así sucede en algunos lugares, viven de pasabocas en pasabocas.
Acerca de este Plan
El autor de éste devocional, hace un paralelo entre lo natural y lo espiritual, en cuanto a una sana y correcta alimentación y a los profesionales (nutricionistas) inmersos en el proceso. Un tema delicado, pero a su vez importante en la edificación de los santos, para llegar a la conclusión, que Cristo es nuestro plato fuerte por excelencia.
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Nos gustaría agradecer a Uziel Reyes autor del libro "Lo que Cristo tenía en mente", en colaboración con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: www.UzielReyes.com y http://www.elcentronetwork.com