Antiguo y NuevoMuestra

Ahora, Dios sonríe desde el Sion celestial

Cuando usted conozca a Dios, no tendrá que volver a vivir lo del monte Sinaí; no habrá truenos ni terror. Las expresiones bíblicas Nueva Jerusalén y Monte Sion son metáforas de cielo. Eso es lo que lo espera; pronto lo va a ver por sí mismo.

“Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos” (Hebreos 12:22,23). Los mandamientos se han cumplido; se ha hecho el sacrificio; la ley ha sido satisfecha. La ira se ha ido. Ya no hay condenación para los que están en Cristo Jesús; su amor echa fuera el temor.

Usted se va a encontrar con los ángeles, que no vendrán a castigarlo ni a llevarlo al infierno; ellos serán sus limusinas, que lo levantarán para que pueda contemplar el cielo y la tierra que habrán sido convertidos en un paraíso para usted. Se unirá a ellos en la adoración al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; se unirá a todos los otros creyentes que se han ido antes.

Se dice que ellos son los “primogénitos”, probablemente como una referencia al hecho de que ellos, como primogénitos de la historia de Israel, eran los que tenían el derecho a heredar la propiedad familiar. El lugar de ellos y el de usted está garantizado por las reservaciones a su nombre escritas por Cristo mismo en su gran libro. Dios le sonreirá. Usted puede sonreír ahora.