Antiguo y NuevoMuestra
Ahora, la gloria del Señor se encuentra en el rostro de Cristo
¿Dónde está el arca ahora? Nadie tiene la menor idea. El arca original fue llevada a Babilonia cuando Jerusalén cayó en el año 586 aC. Probablemente, cuando reconstruyeron el tempo en el año 520 AC., construyeron otra arca. Los romanos la habrían robado o destruido en el año 70. Nunca ha habido otro templo.
Dios no necesita un arca; la nube de gloria ya no vive en la tierra. Cuando Cristo fue crucificado, Dios rasgó de arriba abajo el gran velo de separación del templo (Lucas 23:45). ¿La razón? Cristo triunfante les ha abierto el cielo a todos los creyentes. ¿La razón? Cristo triunfante es la gloria del Señor. “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciera la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” (2 Corintios 4:6).
Ahora usted encuentra la gloria del Señor cuando ve y oye a Cristo en las Escrituras; fue vestido de su santidad y justicia cuando lo bautizaron; en la santa cena, se une a él cuando come el cuerpo dado y bebe la sangre derramada para el perdón de sus pecados.
Falta el paso final: ver a Cristo cara a cara. San Juan nos dice que cuando venga otra vez, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es. Escuche. Crea. La gloria lo espera.
¿Dónde está el arca ahora? Nadie tiene la menor idea. El arca original fue llevada a Babilonia cuando Jerusalén cayó en el año 586 aC. Probablemente, cuando reconstruyeron el tempo en el año 520 AC., construyeron otra arca. Los romanos la habrían robado o destruido en el año 70. Nunca ha habido otro templo.
Dios no necesita un arca; la nube de gloria ya no vive en la tierra. Cuando Cristo fue crucificado, Dios rasgó de arriba abajo el gran velo de separación del templo (Lucas 23:45). ¿La razón? Cristo triunfante les ha abierto el cielo a todos los creyentes. ¿La razón? Cristo triunfante es la gloria del Señor. “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciera la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” (2 Corintios 4:6).
Ahora usted encuentra la gloria del Señor cuando ve y oye a Cristo en las Escrituras; fue vestido de su santidad y justicia cuando lo bautizaron; en la santa cena, se une a él cuando come el cuerpo dado y bebe la sangre derramada para el perdón de sus pecados.
Falta el paso final: ver a Cristo cara a cara. San Juan nos dice que cuando venga otra vez, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es. Escuche. Crea. La gloria lo espera.
Escrituras
Acerca de este Plan
Este plan de lectura le ayudará a apreciar la presencia de Dios en los milenios pasados y le ayudará a entender cómo hoy en día se relaciona usted con los planes de él.
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Nos gustaría agradecer a Tiempo de Gracia por proveer este plan. Para más información, por favor visite: www.timeofgrace.org