¶Bendito sea el Señor, que cada día lleva nuestra carga,
el Dios que es nuestra salvación. (Selah)
Dios es para nosotros un Dios de salvación,
y a DIOS el Señor pertenece el librar de la muerte.
Ciertamente Dios herirá la cabeza de sus enemigos,
la testa cabelluda del que anda en sus delitos.
Dijo el Señor: De Basán los haré volver;
los haré volver de las profundidades del mar;
para que tu pie los aplaste en sangre,
y la lengua de tus perros tenga la porción de tus enemigos.
¶Ellos han visto tu procesión, oh Dios,
la procesión de mi Dios, mi Rey, hacia el santuario.
Los cantores iban delante, los músicos detrás,
en medio de las doncellas tocando panderos.
Bendecid a Dios en las congregaciones,
al SEÑOR, vosotros del linaje de Israel.
Allí va Benjamín, el más joven, dirigiéndolos,
los príncipes de Judá con su grupo,
los príncipes de Zabulón, los príncipes de Neftalí.
¶El Dios tuyo ha mandado tu fuerza;
muestra tu poder, oh Dios, tú que has obrado por nosotros.
Por causa de tu templo en Jerusalén
te traerán presentes los reyes.
Reprende las fieras de las cañas,
la manada de toros con los becerros de los pueblos,
pisoteando las piezas de plata;
Él ha dispersado a los pueblos que se deleitan en la guerra.
De Egipto saldrán mensajeros;
Etiopía se apresurará a extender sus manos hacia Dios.
¶Cantad a Dios, oh reinos de la tierra;
cantad alabanzas al Señor. (Selah)
Cantad al que cabalga sobre los cielos de los cielos, que son desde la antigüedad;
he aquí, Él da su voz, voz poderosa.
Atribuid a Dios fortaleza;
su majestad es sobre Israel,
y su poder está en los cielos.
Imponente eres, oh Dios, desde tu santuario.
El Dios mismo de Israel da fortaleza y poder al pueblo.
¡Bendito sea Dios!