¡Oh SEÑOR, no me reprendas en tu enojo ni me disciplines en tu ira! Tus flechas me han herido muy adentro y tus golpes me aplastan. Debido a tu enojo, todo mi cuerpo está enfermo; mi salud está arruinada a causa de mis pecados. Mi culpa me abruma; es una carga demasiado pesada para soportar. Mis heridas se infectan y dan mal olor a causa de mis necios pecados. Me retuerzo atormentado por el dolor; todo el día estoy lleno de profunda tristeza. Una fiebre galopante me quema por dentro, y mi salud está arruinada. Estoy agotado y totalmente destrozado; mis gemidos salen de un corazón angustiado. Señor, tú sabes lo que anhelo; oyes todos mis suspiros. Mi corazón late aceleradamente, se me acaban las fuerzas y estoy quedando ciego. Mis seres queridos y amigos no se me acercan, por temor a la enfermedad; hasta mi propia familia se mantiene a distancia. Mientras tanto, mis enemigos tienden trampas para matarme. Los que desean mi mal hacen planes para arruinarme; se pasan el día maquinando su traición.
Leer Salmos 38
Escuchar Salmos 38
Compartir
Comparar todas las versiones: Salmos 38:1-12
¡Guarda versículos, lee sin conexión, mira videos didácticos y más!
Inicio
Biblia
Planes
Videos