Libre de mí: por qué la vida es mejor cuando no se trata solo de tiMuestra

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Hay dos formas de decir: "No se trata de ti". Uno es una reprensión, un sentimiento de movimiento de dedos. Pero hay otra forma de decirlo, y de escucharlo también: “No se trata de ti” puede ser la libertad. El amigo que te rechazó, el padre que te lastimó, el jefe que te insultó, el vecino que fue grosero contigo, no se trata de ti. Su quebrantamiento, sus palabras frías y penetrantes; nada de eso era sobre ti, sino sobre ellos. Cuando su casa no es tan grande como le gustaría que fuera, o su ministerio no es tan exitoso, o su nombre no es tan conocido, gracias a Dios que no se trata de usted. Tu matrimonio, tu vocación, tu vida aquí en la tierra, nada de eso se trata de ti. Se trata de Dios, desde el principio hasta el último, y esa es una de las mejores noticias sobre la tierra.

Cuando haces cosas sobre ti que no son sobre ti, es una carga terrible. En el fondo, todos sabemos que si pudiéramos dejar de tratar de complacer a la gente, dejar de tratar de estar a la altura, dejar de centrarnos en nuestros defectos y dejar de pensar en el rechazo, la vida sería mucho más fácil. Si pudiéramos enfocarnos un poco menos en nosotros mismos y un poco más en Dios, nuestros hombros se sentirían mucho más livianos. Pero el desafío es, ¿cómo?

Cambiar tu enfoque fuera de ti mismo y hacia Dios es mucho más difícil de lo que parece. Como personas quebrantadas, nuestra mirada se desvía naturalmente hacia adentro, lo que hace que la vanidad sea un patrón difícil de sacudir. Una vez que pude ver mi propia preocupación por mí mismo, tanto el atractivo como el peligro de ello, Dios me llevó en un largo viaje hacia la libertad. Me enseñó cómo ajustar mi vista hacia él, y literalmente cambió mi vida. Una vez que comprendí la verdad de que la vida no se trata de mí y cambié mi enfoque a Cristo, se convirtió en la canción de mi corazón, una que no puedo dejar de cantar a los demás.

Sé por experiencia propia que es difícil mirar directamente a tu vanidad, pero así es como rompemos el hechizo del yo. ¡Y cómo vale la pena! Que Dios brille en los lugares ocultos de tu corazón y te conceda el coraje de verte a ti mismo con honestidad.

¿Por qué crees que darte cuenta de que “no se trata de ti” podría ser liberador?

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