Nuestro pan diario: encontrando consuelo en tiempos de pérdida Muestra

Una vida feliz

Cornelia Dobner tenía 90 cuando murió y fue a su hogar en el cielo. Su vida había sido caracterizada por el trabajo duro, sacrificio por su familia y lealtad a Dios y su esposo.

Luego de su funeral, dos de sus bisnietas pusieron sus sentimientos en palabras escribiéndole unas notas. Una de ellas, con la clara letra de molde de un niño de 6 años, escribió: “Espero que tengas una vida feliz en el cielo”.
Aquella esperanza de la niña para su bisabuela es una certeza incuestionable para cada seguidor de Cristo que muere. La Biblia describe nuestro hogar celestial como un lugar donde no hay más sufrimiento, aflicción, llanto, dolor, impureza, enfermedad, ni maldad (APOCALIPSIS 21:4,27). También nos dice qué hay allí: el Cordero (Jesús), el redimido, el río de vida, el trono de Dios, el árbol de vida, la luz de Dios (APOCALIPSIS 21:22; 22:1-5).

Jesús dijo que Él iría a prepararnos un lugar (JUAN 14:1-3). El apóstol Pablo lo describió como un lugar donde “siempre estaremos con el Señor” (1 TESALONISENSES 4:17). Si eso no es felicidad, ¿qué es?

Sí, como Cornelia Dobner, todo creyente en Jesús puede anhelar una “vida feliz en el cielo” —Dave Egner

Estar con Jesús para siempre es la suma de toda felicidad.