Los que tienen lepra son limpiados

¡Bienvenido de nuevo al Día 4! En los últimos días, hemos explorado cómo las acciones de Jesús revelaron quién es Él y a qué vino. Desde devolver la vista hasta permitir que los cojos caminen, Jesús ha demostrado Su compasión y autoridad. Hoy, nos enfocaremos en otra de Sus profundas acciones: sanar a un hombre con lepra. Aunque la historia es breve, está llena de significado, desafiando tanto las normas culturales de la época como nuestras propias perspectivas.

Recordatorio:

Tómate tiempo para leer el pasaje de hoy por tu cuenta o con un amigo. Luego, cuando te pongas al día esta semana, ya sea en persona o por llamada, comparte lo que te llamó la atención, reflexiona sobre tus ideas y habla sobre cómo se conecta con tu vida. ¡Sigue la conversación!

La lepra en la antigua cultura judía era devastadora, tanto física como socialmente. Vista como un castigo por el pecado, los afligidos eran marginados, obligados a vivir fuera de la sociedad y considerados “impuros”, haciéndolos intocables. La enfermedad los aislaba de amigos, familia e incluso del culto, dejándolos sin esperanza de restauración. Este hombre, desesperado y sin otro lugar a donde acudir, se acerca a Jesús, un acto arriesgado de fe, dada la estigmatización de su condición.

Imagina ser parte de la multitud viendo esta interacción. La presencia del hombre probablemente habría causado miedo e indignación, con gente gritando o retrocediendo. Sin embargo, la respuesta de Jesús es asombrosa. En lugar de retroceder o condenarlo, Jesús se llena de compasión. El texto griego original incluso sugiere que Jesús estaba enfadado, no con el hombre, sino con el sufrimiento y el aislamiento que había soportado. Jesús da un paso adelante, lo toca, un acto radical de amor y lo declara sanado.

Este toque es más que un acto de sanación, es una declaración. Para el hombre, probablemente sea el primer contacto humano que experimenta en años, una afirmación poderosa de su valor y dignidad. Para los testigos, es una demostración impactante de la autoridad de Jesús y un desafío a sus creencias sobre el pecado, la pureza y la visión de Dios sobre los afligidos. Al sanar al hombre, Jesús restaura su salud, comunidad y relación con Dios, encarnando el corazón mismo de Su misión.

Esta historia no se trata solo de restauración física, sino de subvertir las normas sociales y revelar el amor de Dios para aquellos considerados intocables. Las acciones de Jesús nos invitan a reconsiderar nuestras propias perspectivas: ¿Cómo tratamos a los que la sociedad margina? ¿Qué revela esta historia sobre la misión y el carácter de Jesús?

Preguntas de Reflexión

1. ¿Qué te revelan las acciones de Jesús sobre su misión y la visión de Dios sobre los afligidos?
2. ¿Cómo desafía esta historia tu propia perspectiva del mundo?
3. ¿Has enfrentado desafíos o situaciones en las que sentiste que no había ayuda? ¿Cómo podría esta historia hablar en esos momentos?

Gracias por unirte hoy. Nos vemos mañana para el Día 5.