40 Principios escriturales para un ministerio saludableMuestra
24. Cuando el líder desobedece, las personas bajo su autoridad sufren.
“El Señor le dijo a Salomón... si tú obedeces... yo habitaré entre los israelitas y no abandonaré a mi pueblo Israel”, 1º Reyes 6:11-13 (PDT). ¿Obedeció Salomón al Señor? No. ¿Cumplió Dios su promesa? Claro que sí: “Por causa del pecado de Salomón, castigaré a los descendientes de David”, 1º Reyes 11:39 (NTV). El pecado de Saúl trajo hambre a toda la nación: “...David le preguntó a Dios por qué los trataba tan mal, y Dios le respondió: “Si ahora ustedes no tienen qué comer, la culpa es de Saúl... pues él mató a muchos gabaonitas”, 2º Samuel 21:1 (TLA). “Y el Señor abandonará a Israel por los pecados que Jeroboam cometió e hizo cometer a los israelitas”, 1º Reyes 14:16 (NVI). “El SEÑOR le dio el siguiente mensaje al rey Baasa... Has provocado mi enojo al hacer pecar a mi pueblo Israel. Así que ahora yo te destruiré a ti y a tu familia...”, 1º Reyes 16:1-3 (NTV). “Joacaz... rey de Israel... hizo lo que no le gustaba al Señor... Entonces el Señor se enojó con Israel...”, 2º Reyes 13:1-3 (PDT). “El SEÑOR estaba muy enojado con Judá, debido a todas las perversidades que Manasés había hecho para provocarlo”, 2º Reyes 23:26 (NTV). “A Dios no le agradó lo que David había hecho, y decidió castigar al pueblo de Israel...”, 1º Crónicas 21:7 (TLA). El pecado del líder es grave porque contamina al pueblo: “Si el sacerdote ungido pecare... haciendo recaer la culpa sobre el pueblo...”, Levítico 4:3 (RV60 y PDT). “Lo que hacen los sacerdotes, el pueblo también lo hace”, Oseas 4:9 (NTV). El líder ejerce influencia directa o indirecta, consciente o inconsciente sobre cada persona que lidera. Por eso antes de tratar con el pecado del pueblo el líder debía restaurar su condición espiritual. El sacerdote tiene que gozar de una correcta relación con Dios antes de ministrar al pueblo. Debe ser el primero en respetar sus leyes antes de pretender que otros también lo hagan. La presencia del pecado en la vida del sacerdote ungido es la principal razón de su impotencia ministerial. Por tal motivo, si queremos tener poder, unción y revelación debemos tratar con el asunto del pecado: “... Los sacerdotes que se acerquen a mí... deben santificarse para que... no los castigue”, Éxodo 19:22 (PDT). Los hijos de Elí son un claro ejemplo de lo que ocurre cuando se ministra sin santidad. ¿Y qué decir de Moisés y Aarón? Dios le dijo: “... Por no haber... reconocido mi santidad... no serán ustedes los que lleven a esta comunidad a la tierra que les he dado”, Número 20:12 (NVI). Dios fue duro porque “... a quien se le ha dado mucho, mucho se le pedirá... y... a quien se le ha confiado mucho, aún más se le exigirá”, Lucas 12:48 (NTV).
Acerca de este Plan
40 días que te enseñarán principios escriturales para tener una vida, familia y ministerio bendecido, saludable, lleno de presencia y guiado por el Señor.
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar