Un liderazgo transformadorMuestra
Lidera con optimismo
Los líderes han de ser irremediablemente optimistas. ¿A quién le gustaría seguir a alguien cuya visión de la vida es lúgubre, carente de ilusión y fe? Da igual cuán capaz sea, o cuánta formación tenga, el liderazgo eficaz y transformador siempre tendrá que ser vigorosamente optimista. Un liderazgo que vive su proyecto desde la festividad, desde el asombro de lo que está por llegar y cuya conducta invita a repetir esa línea de actuación a los demás.
Jesús, al recibir el reporte de los setenta enviados, dice la Escritura que se regocijó en el espíritu por todas esas noticias (Lucas 10:21). ¿Imagina al Maestro exultante de alegría ante aquellos novatos testigos? Por eso, no es de extrañar, que los fariseos dijeran al ver el pujante ministerio de Jesús lo siguiente: “Mirad, el mundo se va tras él” (Juan 12:19). Jesús emanaba fe, una fuerza magnética capaz de atraer a escépticos como Natanael, o a religiosos dubitativos como Nicodemo.
El liderazgo piadoso de hoy tiene que mirar en retrospectiva al único modelo perfecto de liderazgo que es Jesús. Emular su ejemplo, continuar con su legado. Jesús era capaz de hablar del futuro con palabras tan alentadoras que hoy repetimos como si fuera el primer día que se dijeron. Fue Jesús quien dijo que las puertas del Hades no prevalecerán contra la iglesia (Mateo 16:18). He aquí una frase que primeramente es profética e inspirada, pero que encierra el potencial optimista de todo el mensaje del Mesías. Una iglesia invencible, que triunfa sobre el poder de Satanás, que prevalece y conquista, que abate al mismo infierno. ¿Cómo no emocionarnos con esas palabras? ¿Cómo no estar fascinados con Dios, quien nos hace tan semejantes promesas?
Nuestro hablar, nuestro accionar, nuestras expresiones físicas, cada célula de nuestro ser debe revelar fe e ilusión. Este no es un llamado a insulsas utopías, ni una invitación a caer en el triunfalismo ignorante. Más bien, este es un recordatorio para liderar desde las Escrituras, afianzados en las promesas divinas, catapultados por la impronta gloriosa de nuestro maestro y salvador, Jesús.
Un liderazgo luctuoso, apático, insensible, es un liderazgo con los días contados. Podrá mantenerse, tal vez, en la posición de líder, pero perderá el efecto benéfico que debería tener, carecerá de influencia. Yo, por mi parte, me uno a la oración de Teresa de Jesús: "De devociones absurdas y santos amargados, líbranos, Señor". Seamos líderes delirantemente optimistas. ¡Amén!
Escritura
Acerca de este Plan
Todo liderazgo piadoso ha de ser transformador. Dios nos ha llamado a ser instrumentos de cambio en sus manos y para su gloria. Si usamos la Biblia como mapa infalible podremos ser eficaces en esta preciosa tarea. Tenemos que actuar, este es nuestro privilegio.
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Nos gustaría agradecer a Como Jesús por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.instagram.com/osmanycruz/