La Fe De HebreosMuestra

El poder transformador de la fe

“¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos estos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros” (Hebreos 11:32-40 RVR 1960).

Llegamos al final del capítulo 11 de Hebreos, ese capítulo que hemos llamado el "mural de la fe". En este capítulo, el autor de Hebreos nos muestra ejemplos vivos de fe provenientes del Antiguo Testamento, ejemplos que revelan cómo vivieron sus vidas basadas en la confianza en Dios. En estos últimos versículos, vemos cómo el autor continúa esta lista de héroes, destacando tanto sus victorias como sus sufrimientos.

El autor resalta las acciones valientes llevadas a cabo por estos héroes de la fe como resultado de su confianza en Dios. No solo creyeron intelectualmente, sino que también actuaron en consecuencia. Conquistaron, gobernaron, cerraron bocas de leones, apagaron llamas ardientes y lucharon valientemente. Nos enseñan que la fe genuina se manifiesta en acciones concretas y valerosas.

Pero, la fe no es un escudo contra el sufrimiento. Muchos de estos héroes soportaron persecuciones, torturas e incluso la muerte por su fe. Esto nos recuerda la realidad del sufrimiento en la vida del creyente, pero también la fortaleza y la perseverancia que provienen de una confianza inquebrantable en Dios.

A pesar de sus victorias y sus sufrimientos, estos héroes nunca vieron completamente realizadas las promesas de Dios en sus vidas terrenales. Sin embargo, mantuvieron su esperanza en la fidelidad de Dios para cumplir sus promesas. Esto nos recuerda que las promesas de Dios son futuras y eternas, y serán completamente realizadas en el venidero Reino de Dios.

El autor concluye señalando que, aunque estos héroes no vieron plenamente cumplidas las promesas, Dios tenía algo mejor reservado para ellos y para nosotros. Esa "mejor promesa" se refiere a la obra redentora de Cristo y a la vida eterna que Él nos ofrece. Esto nos enseña la importancia de fijar nuestra esperanza en las promesas eternas de Dios, mirando más allá de las circunstancias terrenales.

Estos héroes de la fe nos desafían a enfrentar desafíos extraordinarios con valentía y perseverancia. En medio de sus victorias y sus sufrimientos, nos muestran cómo vivir por fe en tiempos de adversidad. ¡Vivamos con valentía, actuando en fe y confiando en las promesas de Dios! Que nuestras vidas sean testimonios vivos de la realidad de una fe que transforma y sostiene en todo momento. ¡Qué Dios nos bendiga y nos fortalezca para vivir por fe cada día de nuestras vidas!

Recuerda, cuando te encuentres ante desafíos, que no estás solo y que tampoco eres el primero en enfrentarlos. Otros han participado en la carrera de la fe y han salido victoriosos. Persevera con valentía, manteniendo tus ojos en Cristo, pues el sufrimiento no es en vano; nos capacita para alcanzar la madurez espiritual. En esos momentos de prueba, recordemos que nuestra fuerza viene de Dios, quien nos sostiene y nos guía a través de cada paso del camino.

Oremos juntos: Padre Celestial, en este momento, te pedimos que infundas en nosotros el mismo espíritu de valentía y determinación que caracterizó a los héroes de la fe que nos presentas en tu Palabra. Capacítanos para enfrentar los desafíos con confianza, para actuar con coraje y para mantener nuestra esperanza firmemente arraigada en tus promesas. Que nuestras vidas sean testimonios vivos de tu poder transformador y de tu fidelidad inquebrantable. Ayúdanos a vivir cada día con una fe que no conoce límites, confiando en que contigo, todas las cosas son posibles. En el nombre de Jesús, amén.