La Fe De HebreosMuestra

Siguiendo el llamado de Dios

“Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios” (Hebreos 11:8-10 RVR 1960).

La historia de Abraham no es solo un antiguo relato; es un épico viaje colmado de emociones, desafíos y una fe inquebrantable en Dios. A través de sus vivencias, somos llevados a un mundo de inspiración y fortaleza para nuestros propios senderos de fe.

Imaginemos a Abraham, llamado por Dios a abandonar todo, sin conocer el destino, confió ciegamente en la voz Divina y obedeció. No fue una decisión fácil. Significó dejar atrás su tierra natal, sus lazos familiares y la seguridad de su hogar. Pero su fe, su confianza en Dios, lo impulsó a dar ese primer paso hacia lo desconocido.

Al llegar a la tierra prometida, Abraham no se instaló cómodamente. En cambio, vivió como un peregrino, un forastero en una tierra prometida por Dios. Este enfoque nos desafía a repensar nuestra percepción de la vida en este mundo. ¿Nos aferramos a las comodidades y seguridades terrenales, o estamos dispuestos a vivir con la expectativa de una herencia celestial?

La vida de Abraham fue un testimonio viviente de esperanza en las promesas divinas. A pesar de los obstáculos y las aparentes demoras en su cumplimiento, Abraham mantuvo su fe firme en Dios. Creyó en la fidelidad de Dios para cumplir lo prometido, aun cuando las circunstancias parecían desfavorables. Su esperanza no descansaba en las circunstancias cambiantes, sino en la fidelidad inquebrantable de Dios.

La historia de Abraham resuena profundamente en nuestros corazones hoy. Nos recuerda que la fe no solo consiste en creer en lo invisible, sino también en obedecer lo que Dios nos pide, incluso cuando no comprendemos su plan por completo.

Oremos juntos: Padre Celestial, te pedimos que nos concedas la misma fe y obediencia que caracterizó la vida de Abraham. Permítenos seguir su ejemplo, confiando en tus promesas aun cuando no entendemos completamente tu plan. Ayúdanos a recordar que somos peregrinos en este mundo temporal y que nuestra esperanza debe permanecer firme en Ti. En el nombre de Jesús, amén.