Obtener la appConviértete en el padre que Dios quiere que seasMuestra
La estrategia correcta
Una vez has identificado el blanco y la meta, pon en marcha la estrategia adecuada.
La paternidad no es tan complicada como algunos hacen que parezca. Realmente es solo una ampliación del juego «sigue al líder». Para ganar, mira a Jesús, ve a donde Él va y haz lo que Él hace. De esta forma, incluso cuando tus hijos cometan sus propios errores o las cosas no salgan tan bien como esperabas, tendrás la paz y tranquilidad de saber que has obedecido a Dios. Él será responsable de los resultados en ese momento, no tú.
Así que, ¿qué tienes que hacer? Enseñar y mostrar.
Enseña a tus hijos lo que dice la Palabra de Dios. Llena sus mochilas con la verdad preparándoles para el viaje lleno de desafíos que les espera. Haz esto de manera intencional y en cada oportunidad que se presente. Revisa, cuestiona, aplica. ¿No estás seguro cómo? Dios te ayudará a medida que avanzas si te mantienes conectado a su voz. Cuando te traiga la verdad a la mente, compártela. Ilústrala Explícala. Comparte tus propios éxitos y fracasos, según sea apropiado, y ora para que todo pueda ser plantado y arraigue.
Muestra a tus hijos lo que es vivir según la verdad que les estás enseñando. Piensa en voz alta. Explica tus decisiones mientras dejas que la Palabra de Dios te guíe. Comparte los resultados de tu obediencia para que puedan ser testigos de la fidelidad de Dios hacia ti y crecer fuertes en su propia fe. Cuando falles, muéstrales lo que significa arrepentirse o alejarse del pecado. Muéstrales cómo confesar el pecado a Dios, aceptar su perdón y seguir avanzando hacia cosas mejores para que el enemigo no pueda ganar terreno.
- ¿Estás haciendo un esfuerzo sincero por aprender cuál es la voluntad de Dios y así poder transmitirla a tus hijos?
- ¿Estás haciendo lo que la Palabra de Dios dice para que tus hijos puedan ver el resultado de obedecerle?
Lee Deuteronomio 11:18-19, Efesios 6:4 y Santiago 1:21-22.
Acerca de este Plan
Los hijos son una bendición del Señor, no importa las circunstancias que rodearon su nacimiento (Salmo 127: 3). Si eres padre, dale gracias Dios por ello y decide en este momento que vas a ser lo que Dios quiere que seas en la vida de tus hijos: un reflejo visible y tangible de Él, sin importar las decisiones que hayas tomado hasta este momento. ¡Ser un buen padre no es tan difícil como parece! Todo lo que tienes que hacer es amar a tus hijos igual que tu Padre Celestial te ama a ti.
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