Conviértete en el padre que Dios quiere que seasMuestra
Nuestra guía
Ser el padre o papá de otra persona trae mucha alegría. Pero para experimentar completamente esa alegría debes esforzarte, y todo empieza por adoptar la perspectiva correcta.
Entiende que, ya sea que tus hijos compartan o no tu ADN, no te pertenecen realmente. Le pertenecen a Dios. Él los hizo. Él los conoce. Él tiene un plan para ellos, y sus planes son siempre los mejores.
Tú eres simplemente un mayordomo, o un cuidador, de los hijos que han sido confiados a tu cuidado, y lo que tú quieres de/para ellos no es tan importante como lo que Dios quiere de/para ellos. Siendo así, debes asegurarte de que tus vías de comunicación con Dios estén abiertas y limpias.
Si no tienes a Dios como tu propio Padre Celestial, ríndele tu vida hoy. Confiesa el pecado que te separa de Él, acepta su perdón y convierte a Jesús en el jefe de tu vida. Cuando lo hagas, Dios te adoptará como su hijo para siempre y empezará a hablarte directamente a tu corazón por el poder de su Espíritu Santo a través de su Palabra, la Biblia.
Si ya lo conoces, invierte tiempo reenfocando tus pensamientos e intenciones en Él. Permítele «limpiar la casa» de tu corazón, es decir, librarte de todo lo que no coincida con su voluntad y naturaleza para que nada pueda interferir con tu capacidad de escucharlo mientras te guía a través de la mayor aventura de tu vida: la paternidad.
- ¿Son tus vías de comunicación con Dios lo que deberían ser?
- ¿Estás listo para ser el padre que Dios quiere que seas, el padre que tus hijos necesitan?
- Si es así, da gracias a Dios por ello. Si no, ponte a trabajar con Dios.
Lee Hechos 17:24-28, Gálatas 4:4-5 y Efesios 1:13-14.
Acerca de este Plan
Los hijos son una bendición del Señor, no importa las circunstancias que rodearon su nacimiento (Salmo 127: 3). Si eres padre, dale gracias Dios por ello y decide en este momento que vas a ser lo que Dios quiere que seas en la vida de tus hijos: un reflejo visible y tangible de Él, sin importar las decisiones que hayas tomado hasta este momento. ¡Ser un buen padre no es tan difícil como parece! Todo lo que tienes que hacer es amar a tus hijos igual que tu Padre Celestial te ama a ti.
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