Levántate y ResplandeceMuestra

Hijos de la Luz

En el libro de Isaías, vemos cómo el pueblo de Jerusalén se sentía atrapado en la oscuridad del mundo que los rodeaba, así como en su propio pecado: “Por eso el derecho está lejos de nosotros, y la justicia queda fuera de nuestro alcance. Esperábamos luz, pero todo es tinieblas; claridad, pero andamos en densa oscuridad”. (Isaías 59:9).

Pero luego el profeta Isaías los llama más alto. Él los llama a la verdad.

"¡Levántate y resplandece que tu luz ha llegado! ¡La gloria del Señor brilla sobre ti! Mira, las tinieblas cubren la tierra y una densa oscuridad se cierne sobre los pueblos. Pero la aurora del Señor brillará sobre ti; ¡sobre ti se manifestará su gloria!" (Isaías 60:1–2)

Tú también eres llamado más allá. No estás atrapado en la oscuridad. La luz real de este mundo descendió y vivió una vida humana, y luego dio Su vida por ti. La oscuridad de este mundo puede resultar abrumadora. La oscuridad en la que a veces participamos puede parecer atractiva. Quizás te sientas inadecuado para hacer brillar la luz de Cristo. ¡Ahí es donde el enemigo quiere que te quedes! Esa es la oscuridad en la que aquellos en el libro de Isaías se sentían atrapados. Pero luego vemos a Isaías decirle al pueblo que se levanten y brillen.

Amigo mío, te estoy diciendo ahora mismo: “[Inserta aquí tu nombre], ¡levántate! Deja que tu luz brille para que todos la vean. Porque la gloria del Señor nace para brillar sobre ti”.

Fija tus ojos en Jesús y deja que Él cambie tu forma de ver las cosas. Él es el autor y creador de todo, y quiere que veáis las cosas como realmente son: ya superadas por la luz del mundo.

Es hora de levantarse y brillar. Es hora de dejar de vivir en las mentiras del enemigo y empezar a vivir en la verdad de la Palabra de Dios. Es hora de dejar de intentar iluminarte a ti mismo, sino iluminar a Jesús. Es hora de que hagas brillar la luz de Cristo para que todo el mundo pueda ver y conocer la gloria del Señor. Ya lo tienes, amigo mío.

Levántate y resplandece.

Señor, quiero que Tu luz brille en mí y a través de mí. ¡Recuérdame todos los días la verdad de que Tú eres más grande que cualquier oscuridad! Amén.

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