Yugo desigual en el matrimonio: Desafíos y oportunidadesMuestra
VIVIENDO CON UN CÓNYUGE INCRÉDULO
Tal vez seas un cristiano que ya está casado con alguien que no se ha comprometido con Jesucristo como Salvador y Señor. ¿Qué haces en ese caso? ¿Todavía es posible seguir adelante en tu matrimonio? ¿Cómo aprovechas al máximo tu relación "desigualmente unida"?
Las respuestas son simples. En muchos sentidos, todo se reduce a tratar a tu cónyuge tal como lo harías si fuera creyente. Si eres el esposo, debes amar a tu esposa como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella (Efesios 5:25). Si eres la esposa, debes tratar a tu pareja con respeto como cabeza de la casa (Efesios 5:22-23; I Pedro 3:1). De hecho, precisamente porque tu cónyuge no es cristiano es especialmente importante que muestres diariamente lo que es un cristiano. Tu propósito: atraer a tu pareja a una relación con el Señor.
El apóstol Pablo aconseja que al ser el creyente en el matrimonio, debes hacer un esfuerzo adicional. Tu prioridad es el bienestar espiritual de tu cónyuge. También es relevante tener en cuenta que tus elecciones afectarán el estado espiritual de los hijos, si tienes (1 Corintios 7:14).
¿Significa esto que será fácil para ti vivir con un cónyuge no creyente? Lo más probable es que sea difícil y exigente. Después de todo, operan en dos mundos diferentes. Tratar de explicarle a un cónyuge no cristiano tus percepciones y sentimientos espirituales más profundos es como tratar de describir el color a una persona que ha sido ciega desde su nacimiento. Así que sé realista acerca de tu situación. Recuerda que esta no es una "misión de predicación". No insistas a tu cónyuge para que "esté bien con el Señor". Si va a ser ganado, será a través de tu amor, respeto y tu silencioso ejemplo de piedad genuina.
Aquí hay algunos principios a tener en cuenta al enfrentar el desafío diario de caminar por este mundo con una pareja que no comparte tus compromisos espirituales más profundos:
1. Sé paciente. Trata de recordar que Dios ama a tu cónyuge aun más que tú. Él puede estar llevando a tu pareja a un viaje espiritual del que no sabes nada. Puede elegir usarte en el proceso, pero no necesita tu ayuda. Así que no juegues el papel del Espíritu Santo. Permanece en oración y confía en que el Señor hará lo que quiere hacer.
2. No te interpongas en el camino. Si bien la perfección no es posible ni necesaria, tu comportamiento puede atraer o repeler a tu cónyuge en lo que respecta a las cosas espirituales. Estás demostrando lo que estás experimentando con Dios. ¿Es atractivo? ¿Tu relación con Cristo te está haciendo una persona más agradable con quien estar, o simplemente una más religiosa?
3. Sé auténtico. No sólo debes compartir tu fe con tu cónyuge, sino también tus preocupaciones. En otras palabras, no temas revelar tus debilidades personales. Sería hipócrita pretender que no estás preocupado cuando en realidad lo estás, o que no tienes dudas cuando las tienes. Tu transparencia puede ser especialmente saludable si tu pareja ha sentido, con precisión o no, que la espiritualidad se ha convertido en una fuente de competencia en tu matrimonio. El cónyuge que lucha con cuestiones de fe necesita una pareja "confiable" y gentil al llegar a casa. Un enfoque de soy-más-santo-que tú, seguramente profundizará la división, no solamente entre tu pareja y tú, sino también entre tu pareja y Dios.
4. Mantente equilibrado. No hay duda sobre la importancia de la fe. Pero es posible perder una perspectiva saludable cuando estás preocupado por el bienestar espiritual de tu cónyuge. Nunca llegarás a tener suficiente devoción por Cristo, pero la espiritualización excesiva y la hipereligiosidad dañarán tus esfuerzos tanto como el error opuesto, la apatía.
5. Examina las razones. Toma un tiempo para analizar y comprender las razones subyacentes del escepticismo de tu cónyuge. ¿Cuál fue su experiencia religiosa cuando era niño? ¿Su fe fue alimentada o inhibida? ¿Era la fe de sus padres real y significativa o una tarea hipócrita? La Biblia es clara: no estamos autorizados a juzgar a los demás (Mateo 7:1). A veces en el matrimonio somos propensos a juzgar por lo que sabemos o creemos saber sobre nuestros cónyuges. Solo Dios puede ver el corazón individual.
Tal vez seas un cristiano que ya está casado con alguien que no se ha comprometido con Jesucristo como Salvador y Señor. ¿Qué haces en ese caso? ¿Todavía es posible seguir adelante en tu matrimonio? ¿Cómo aprovechas al máximo tu relación "desigualmente unida"?
Las respuestas son simples. En muchos sentidos, todo se reduce a tratar a tu cónyuge tal como lo harías si fuera creyente. Si eres el esposo, debes amar a tu esposa como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella (Efesios 5:25). Si eres la esposa, debes tratar a tu pareja con respeto como cabeza de la casa (Efesios 5:22-23; I Pedro 3:1). De hecho, precisamente porque tu cónyuge no es cristiano es especialmente importante que muestres diariamente lo que es un cristiano. Tu propósito: atraer a tu pareja a una relación con el Señor.
El apóstol Pablo aconseja que al ser el creyente en el matrimonio, debes hacer un esfuerzo adicional. Tu prioridad es el bienestar espiritual de tu cónyuge. También es relevante tener en cuenta que tus elecciones afectarán el estado espiritual de los hijos, si tienes (1 Corintios 7:14).
¿Significa esto que será fácil para ti vivir con un cónyuge no creyente? Lo más probable es que sea difícil y exigente. Después de todo, operan en dos mundos diferentes. Tratar de explicarle a un cónyuge no cristiano tus percepciones y sentimientos espirituales más profundos es como tratar de describir el color a una persona que ha sido ciega desde su nacimiento. Así que sé realista acerca de tu situación. Recuerda que esta no es una "misión de predicación". No insistas a tu cónyuge para que "esté bien con el Señor". Si va a ser ganado, será a través de tu amor, respeto y tu silencioso ejemplo de piedad genuina.
Aquí hay algunos principios a tener en cuenta al enfrentar el desafío diario de caminar por este mundo con una pareja que no comparte tus compromisos espirituales más profundos:
1. Sé paciente. Trata de recordar que Dios ama a tu cónyuge aun más que tú. Él puede estar llevando a tu pareja a un viaje espiritual del que no sabes nada. Puede elegir usarte en el proceso, pero no necesita tu ayuda. Así que no juegues el papel del Espíritu Santo. Permanece en oración y confía en que el Señor hará lo que quiere hacer.
2. No te interpongas en el camino. Si bien la perfección no es posible ni necesaria, tu comportamiento puede atraer o repeler a tu cónyuge en lo que respecta a las cosas espirituales. Estás demostrando lo que estás experimentando con Dios. ¿Es atractivo? ¿Tu relación con Cristo te está haciendo una persona más agradable con quien estar, o simplemente una más religiosa?
3. Sé auténtico. No sólo debes compartir tu fe con tu cónyuge, sino también tus preocupaciones. En otras palabras, no temas revelar tus debilidades personales. Sería hipócrita pretender que no estás preocupado cuando en realidad lo estás, o que no tienes dudas cuando las tienes. Tu transparencia puede ser especialmente saludable si tu pareja ha sentido, con precisión o no, que la espiritualidad se ha convertido en una fuente de competencia en tu matrimonio. El cónyuge que lucha con cuestiones de fe necesita una pareja "confiable" y gentil al llegar a casa. Un enfoque de soy-más-santo-que tú, seguramente profundizará la división, no solamente entre tu pareja y tú, sino también entre tu pareja y Dios.
4. Mantente equilibrado. No hay duda sobre la importancia de la fe. Pero es posible perder una perspectiva saludable cuando estás preocupado por el bienestar espiritual de tu cónyuge. Nunca llegarás a tener suficiente devoción por Cristo, pero la espiritualización excesiva y la hipereligiosidad dañarán tus esfuerzos tanto como el error opuesto, la apatía.
5. Examina las razones. Toma un tiempo para analizar y comprender las razones subyacentes del escepticismo de tu cónyuge. ¿Cuál fue su experiencia religiosa cuando era niño? ¿Su fe fue alimentada o inhibida? ¿Era la fe de sus padres real y significativa o una tarea hipócrita? La Biblia es clara: no estamos autorizados a juzgar a los demás (Mateo 7:1). A veces en el matrimonio somos propensos a juzgar por lo que sabemos o creemos saber sobre nuestros cónyuges. Solo Dios puede ver el corazón individual.
Escritura
Acerca de este Plan
Casarse con alguien que no comparte tu fe en Jesucristo no es un asunto casual. No estar de acuerdo entre chocolate y vainilla es un bache relacional. Estar en desacuerdo en la manera de ver el mundo puede ser una montaña. Ya sea que te convertiste al cristianismo antes o después de casarte, o si eres soltero y estás saliendo con alguien o construyendo una relación romántica, vamos a hablar de los desafíos y las oportunidades que surgen al estar en un desajuste espiritual.
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Queremos agradecer a Focus on the Family por proveer este Plan. Para más información, por favor visita: http://family.custhelp.com/app/home