¡Alegría a tu mundo! Una cuenta atrás para NavidadMuestra

Probablemente María y José tardaron casi una semana en recorrer los 130 km desde Nazaret hasta Belén debido al avanzado estado del embarazo de María. Aunque el momento del viaje no fue muy conveniente, tal vez fue un alivio alejarse de las lenguas que no paraban en el pozo de la aldea y de las ancianas contando los meses con los dedos. María y José tuvieron que viajar lejos de su ciudad natal con el fin de inscribirse en el censo que había sido decretado por Augusto César.

Mientras María y José entraban en Belén, las calles rebosaban de una masa de humanidad. Fue en esos momentos, mientras María era empujada por las multitudes, que sintió el primero de sus dolores de parto. Quizás rompió aguas en las multitudinarias calles, mojando su ropa y el burro que montaba.

Ella susurraría silenciosamente con dolor: «¡José! ¡Por favor, encuentra un lugar para que yo descanse!»

José no encontró nada más que una cueva... un granero... un establo en el que se prepararon rápidamente para la inminente llegado de su hijo.

El establo probablemente estaba apretado por los animales de las multitudes que visitaban la ciudad. Inevitablemente olía a estiércol y orina, y yo me imagino la dificultad de José para encontrar un montón de heno limpio. Quizás uno o dos ratones corrieron lejos por el miedo, mientras que José despejaba un espacio para María y acercó un pesebre con heno para el bebé que venía. Las vacas masticaban heno y las ovejas balaban, mientras que María empujaba y sangraba. ¡Fue en este ambiente poco noble y terrenal que el Salvador de la humanidad vino al mundo!

¡Mi corazón se detiene cuando me imagino la escena del rostro encantado de esta joven madre viendo por primera vez a su bebé! Ella estaba mirando el rostro de Dios... y él estaba devolviéndole la mirada. Dios había envuelto su pequeña mano alrededor de su dedo y alrededor de su corazón también.

Él era su hijo... pero también su Señor. Él era su hijo... pero también su Rey.

Ella no podía apartar sus ojos de Él, su amor por este niño era tan grande. Y el milagro más grande de todos... fue que Él no podría apartar sus ojos de ella, tan grande era su amor por la humanidad.

No apartes tus ojos del verdadero significado de la Navidad. Sabe que cuando Jesús nació... Nació para ti. Permite que el bebé en el pesebre envuelva con su amor tu corazón.