¡Alegría a tu mundo! Una cuenta atrás para NavidadMuestra

David Taylor llegó a casa de la escuela triste y desalentado, un día a principios de noviembre. Con lágrimas rodando por sus mejillas pecosas, le contó a su madre que su maestra le dijo que él no podía cantar en el festival de Navidad.
«Ella dijo que soy horrible y que canto muy alto», explicó David entre sollozos.
El padre de David estaba sentado en el salón leyendo el periódico de la tarde y escuchó la angustia de su hijo. El señor Taylor estaba indignado y furioso. ¿Cómo puede una profesora hacerle esto a un niño?
El señor Taylor decidió ayudar a su hijo a aprender a cantar. Después de la cena de esa noche, él llevó a David al salón y lo puso de pie junto al piano de la familia. El señor Taylor comenzó a tocar la familiar melodía de «Llegó con el lucero de la medianoche». Conforme David abría su boca salía un chillido como de gato.
«David, una parte de cantar es escuchar. Escucha... después cantas», le mandó su paciente padre.
¡El segundo intento de David fue peor que el primero! Pero cuando el padre estaba tentado a rendirse, pensó en la maestra insensible y se dio cuenta: «Si un padre no hace esto, ¿quién lo hará?»
Los días de noviembre se fundieron con los de diciembre, mientras que el señor Taylor y David pasaban cada tarde en el piano repitiendo una y otra vez la melodía de la canción. «Paz en la tierra, buena voluntad a los hombres...»
Cuando llegó el día, David le cantó la canción a su maestra y ¡ella dijo que él podría participar en el festival! David fue puesto en el centro de la primera en el concierto de Navidad de tercer grado. Su voz era angelical y afinada mientras la canción terminaba con el glorioso pensamiento: «¡El mundo en la quietud solemne yacía para oír a los ángeles cantar!»
En Nochebuena, el señor Taylor miraba a través de la ventana y vio a su hijo en pijama en el jardín, delante de su casa, mirando al cielo.
El padre silenciosamente salió por la puerta y puso sus brazos alrededor de David sin decir palabra. El niño se inclinó en el pecho de su padre y dijo: «El mundo sigue siendo mentira, papá. Como dice la canción.
»¿Los oyes, papá? ¿Oyes los ángeles cantando? Yo los oigo... ¿y tú, papá?
El padre pensaba que le había enseñado a su pequeño a cantar una bonita canción en Navidad, pero lo que en realidad había sucedido es que el niño les había enseñado a ambos a escuchar... escuchar la canción de los ángeles.
«Ella dijo que soy horrible y que canto muy alto», explicó David entre sollozos.
El padre de David estaba sentado en el salón leyendo el periódico de la tarde y escuchó la angustia de su hijo. El señor Taylor estaba indignado y furioso. ¿Cómo puede una profesora hacerle esto a un niño?
El señor Taylor decidió ayudar a su hijo a aprender a cantar. Después de la cena de esa noche, él llevó a David al salón y lo puso de pie junto al piano de la familia. El señor Taylor comenzó a tocar la familiar melodía de «Llegó con el lucero de la medianoche». Conforme David abría su boca salía un chillido como de gato.
«David, una parte de cantar es escuchar. Escucha... después cantas», le mandó su paciente padre.
¡El segundo intento de David fue peor que el primero! Pero cuando el padre estaba tentado a rendirse, pensó en la maestra insensible y se dio cuenta: «Si un padre no hace esto, ¿quién lo hará?»
Los días de noviembre se fundieron con los de diciembre, mientras que el señor Taylor y David pasaban cada tarde en el piano repitiendo una y otra vez la melodía de la canción. «Paz en la tierra, buena voluntad a los hombres...»
Cuando llegó el día, David le cantó la canción a su maestra y ¡ella dijo que él podría participar en el festival! David fue puesto en el centro de la primera en el concierto de Navidad de tercer grado. Su voz era angelical y afinada mientras la canción terminaba con el glorioso pensamiento: «¡El mundo en la quietud solemne yacía para oír a los ángeles cantar!»
En Nochebuena, el señor Taylor miraba a través de la ventana y vio a su hijo en pijama en el jardín, delante de su casa, mirando al cielo.
El padre silenciosamente salió por la puerta y puso sus brazos alrededor de David sin decir palabra. El niño se inclinó en el pecho de su padre y dijo: «El mundo sigue siendo mentira, papá. Como dice la canción.
»¿Los oyes, papá? ¿Oyes los ángeles cantando? Yo los oigo... ¿y tú, papá?
El padre pensaba que le había enseñado a su pequeño a cantar una bonita canción en Navidad, pero lo que en realidad había sucedido es que el niño les había enseñado a ambos a escuchar... escuchar la canción de los ángeles.
Escritura
Acerca de este Plan

La Navidad es un tiempo en el que todos deberíamos esperar la entrada del cielo en nuestro mundo sucio y polvoriento. La Navidad es un tiempo que nos recuerda a todos que los milagros sí existen, las oraciones son contestadas y que el cielo es una respuesta. A través de las experiencias de María, José, Zacarías y Elisabet, los pastores y los reyes magos, este devocional explora el significado de la primera Navidad y cómo se cruza con cada una de nuestras vidas hoy en día.
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Nos gustaría dar las gracias a Carol McLeod y Just Joy Ministries por compartir este devocional. Para más información visita www.justjoyministries.com
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