Regalándolo todo…y recuperándolo de nuevoMuestra

El legado del trabajo

La voluntad de Dios para ti y para mi, para tus hijos e hijas está claramente establecida en Eclesiastés 9:10: “Todo lo que te venga a mano para hacer, hazlo según tus fuerzas, porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría”.

Todo trabajo que hagamos–aunque sea voltear hamburguesas–estamos llamados a hacerlo bien y para la gloria de Dios. La Biblia nos dice que el ascenso viene de Dios y no de jefes humanos. Si no estás dando lo mejor de ti volteando hamburguesas mientras esperas por algo mejor, dudo que encuentres tus sueños.

No nos atrevemos a privar a nuestros hijos de la experiencia del trabajo. Debemos esperar que den toda su energía. No podemos permitir que nuestras reservas personales o corporativas socaven esta lección tan crucial. ¿Qué le gustaría a Dios hacer a través de la vida y talentos de tus hijos o tus nietos? Probablemente no lo sabrás si interrumpes su experiencia mientras trabajan.

Sí, conozco el sentimiento de culpa que viene cuando vemos a nuestros hijos batallar financieramente. Es difícil no intervenir y calmar el dolor. Si lo hacemos frenamos su desarrollo.

La riqueza que creamos es como una hoguera. Si se controla, puede calentar a nuestras familias. Si se permite que se extienda ferozmente, puede destruir. Esto es lo que está pasando muy frecuentemente dentro de las familias adineradas alrededor del mundo en estos días.

Dios no nos puso en esta tierra simplemente para sentarnos en un yate. Él nos puso aquí para cuidar del jardín que nos asignó. Si queremos dar un legado de generosidad entonces no debemos olvidar el valor del trabajo y su efecto en nuestras vidas.

Evaluación: Considera el poder del trabajo en tu vida y en la cultura popular. ¿Qué es lo que produce el trabajo en una persona? ¿Cómo moldea a una persona?