21 maneras de prosperar a los 45Muestra
Elige el gozo
El gozo es lo que marca la diferencia en la vida de una mujer creyente. Es la evidencia de que Dios está trabajando dentro de ella. El gozo no ignora la tragedia o las pruebas de la vida. No finge una sonrisa. No es un sentimiento pasajero sino un reconocimiento de amor y esperanza. Es la cosa más segura dentro de nosotros: Dios es nuestro Ayudador, nuestro Libertador. Cuando sostienes tanto la tragedia como el gozo en una mano, invita a la restauración. Tanto ahora como lo que está aún por venir. Nacimos para albergar alegría en lo más profundo de nuestros corazones.
Santiago 1 nos invita a considerarlo todo en gozo. En lo mundano, en lo impredecible, y en los giros inesperados de la historia, encontramos gozo cuando recordamos que este no es nuestro hogar y el amor es la batalla final. El gozo no exige que los problemas sean removidos de nuestra vida, sino que en cambio saboreemos cualquier buen regalo en los tiempos oscuros.
Lo amamos y confiamos en Él aun cuando no podemos verlo. ¿El resultado? No una fe ciega sino gozo desbordante, un gozo inexpresable. Nos regocijamos en quien es Él y lo que ha hecho. No negamos los momentos difíciles, sino que nos mantenemos fieles al gozo del Señor. Nuestra fuerza y salvación.
Al gozo no le encantan las realidades de nuestra situación. Celebra la verdad del cielo. La verdad de la soberanía de Dios y su bondad. Contamos razón tras razón por la que la vida nos ha golpeado, o podemos contarlo todo como gozo. Cada prueba. Cada quebranto. Nos regocijamos porque Dios no desperdicia nada de eso. Ni una sola cosa.
La alegría es un regalo. Se encuentra abundante en la luz, pero es más preciosa y valiosa cuando se encuentra en la oscuridad. Es un regalo no solo para nuestro propio corazón, sino para quienes nos rodean. Invita a otros a los pies de Jesús para experimentar Su amor y misericordia. Para saborear Su gracia salvadora.
Escritura
Acerca de este Plan
Más que una desintoxicación, cada mujer puede tomar medidas intencionales para ser la portadora de la imagen única que Dios quiso que fuera. Cada día de este Plan de 21 días abordaremos dificultades y elegiremos nuevos hábitos que inviten nuestras almas a prosperar. No importa si eres una mujer en tus 20s, 30s, o 40s, hay un amplio suministro de la bondad, entendimiento, y restauración de Dios para florecer en tu etapa de la vida.
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