21 maneras de prosperar a los 45Muestra
Proceso de pérdida y duelo
Es imposible salir ileso de la vida. El sufrimiento une a la raza humana. No es una posibilidad menor, sino una promesa en esta vida. No importa qué clase de equipaje hayamos metido en nuestros corazones, Jesús es nuestra restauración. Nuestra esperanza. Nuestro Sanador. Isaías 53 nos recuerda que, por sus heridas y sacrificio somos sanados. A medida que lo permitimos en los rincones oscuros de nuestra alma, Él sana nuestras heridas. Vemos la vida a través de nuestras pérdidas y dolor. Esto nubla nuestra capacidad de relacionarnos, amar, recibir, y crecer. Si lo ignoramos y dejamos que se pudra debajo de la superficie de nuestro corazón, hace un daño inimaginable en las creencias sobre nosotros mismos y nuestras creencias sobre Dios.
Muy a menudo llevamos nuestra pérdida y dolor como una espina en la carne que nunca se va a quitar. En realidad, nuestro dolor nunca tuvo la intención de ser un compañero a largo plazo. Nuestro dolor se debe cambiar por la gracia y la redención del Padre. Él no está ausente en nuestras heridas. Nuestra miseria. Él está con nosotros, familiarizado con nuestro dolor. Él está cerca de los quebrantados de corazón. Es por los oprimidos que vino. Él no es la fuente de nuestra angustia, sino la respuesta a ella. La aflicción de Su Hijo le dio paso a nuestra libertad.
Debemos apoyarnos en las partes oscuras de nuestras historias. Caminar a través de ellas. No a su alrededor. No sobre ellas. Jesús dijo: “Dichosos los que lloran, porque serán consolados” (Mateo 5: 4 NVI). Hay espacio para que nos lamentemos por lo que nos ha roto el corazón. En nuestro lamento, gemimos por Jesús. Nuestra comodidad y consuelo. Nada en nuestras vidas está fuera de su alcance. Él puede sobrellevarlo todo. Cualquier pérdida. Cualquier dolor. Cualquier trauma.
Hoy es el día para identificar el origen de la ansiedad, del estrés, de la pérdida, y del dolor. Invita a Cristo a que ilumine cada rincón de tu corazón con Su luz gloriosa. Pídele que haga tuyos su regalo de vida, verdad, y sanación por el poder del Espíritu Santo. La plenitud de Dios espera mientras dejas tu estrés, tristeza, dolor, y equipaje. Nunca es demasiado tarde para vivir la vida que estabas destinado a vivir. Una de libertad escondida en lo profundo de la persona de Jesús.
Escritura
Acerca de este Plan
Más que una desintoxicación, cada mujer puede tomar medidas intencionales para ser la portadora de la imagen única que Dios quiso que fuera. Cada día de este Plan de 21 días abordaremos dificultades y elegiremos nuevos hábitos que inviten nuestras almas a prosperar. No importa si eres una mujer en tus 20s, 30s, o 40s, hay un amplio suministro de la bondad, entendimiento, y restauración de Dios para florecer en tu etapa de la vida.
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