21 maneras de prosperar a los 45Muestra
Cambia el temor por coraje
El miedo clava sus garras profundamente y te sacude hasta la médula. Es completamente debilitante, y afecta tu corazón, mente, cuerpo y alma. El miedo nos aísla y nos pone en alerta máxima, intentando robarnos el coraje. El miedo nos convence de que las peores cosas en la vida nos destruirán.
Los santos de Israel estaban familiarizados con el miedo. En Deuteronomio 31, Moisés instruyó a Josué a “ser fuerte y valiente”, porque sabía que el enemigo y los obstáculos eran muchos. Moisés sabía que Josué necesitaba un recordatorio sólido de que Dios era más grande que sus miedos. Dios era más grande que el ejército enemigo. Dios estaba disponible para Josué y Él está disponible para nosotros. Moisés le aseguró a Josué que Dios iba a ser un compañero constante capaz de reemplazar su miedo con coraje, mientras confiaba en el Padre.
Luchamos contra los sentimientos de miedo con alabanzas. Nos comprometemos a confiar en el Padre cuando el miedo se apodera de nuestro corazón. Cuando alabamos a través de nuestros miedos, no confiamos en nuestra propia fuerza para atravesar los momentos de temor, sino en la mano poderosa de Dios. No importa el miedo, racional o irracional, la verdad pone nuestros pies y nuestro corazón en tierra firme.
Vivir en un ciclo de miedo hace nuestra fe anémica. Perdemos la vida aventurera, atrevida, y salvaje a la que invita el Señor. No te disculpes por el coraje que viene al confiar en Jesús.
Ora que Cristo te dé una perspectiva fresca y te proteja de los miedos enconados, sin importar que tan grandes o pequeños sean. Medita en Deuteronomio 31:6-8 y, como Josué, camina en la fuerza y el peso de sus palabras. Deja que hablen paz y coraje a tu corazón y a tu mente. Confía en que Dios es Bueno pase lo que pase. Esta vida no es fácil, pero Él es fiel, sin importar lo que encuentres. Que veas Su mano y Su fidelidad entretejidas a lo largo de cada día de tu vida.
Escritura
Acerca de este Plan
Más que una desintoxicación, cada mujer puede tomar medidas intencionales para ser la portadora de la imagen única que Dios quiso que fuera. Cada día de este Plan de 21 días abordaremos dificultades y elegiremos nuevos hábitos que inviten nuestras almas a prosperar. No importa si eres una mujer en tus 20s, 30s, o 40s, hay un amplio suministro de la bondad, entendimiento, y restauración de Dios para florecer en tu etapa de la vida.
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