Día 4

Pedro es un personaje de la Biblia que a veces puede tener mala reputación. Negó que supiera o tuviera algo que ver con Jesús cuando iba camino a la cruz. Sólo podemos imaginar cómo esas interacciones lo atormentaron más adelante en la vida. Pero antes de que Pedro negara a Jesús, él y Jesús tenían una relación especial.

Pedro era uno de los doce apóstoles, lo que significa que era un devoto seguidor de Jesús, lo vio realizar muchos milagros y estuvo con Él durante todo su ministerio. En Mateo 16, Jesús preguntó a sus discípulos qué decía la gente sobre él, ya que quería saber quién creían que era. Entonces le dijeron: “…Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas”. Pero Jesús quería saber quién ellos creían que era, y la fe de Pedro realmente brilló en ese momento. Él dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”.

“Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás —dijo Jesús—, porque eso no te lo reveló ningún mortal, sino mi Padre que está en el cielo. Yo te digo que tú eres Pedro. Sobre esta piedra edificaré mi iglesia y las puertas de los dominios de la muerte no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.”

Mateo 16: 17-19 NVI

Jesús quiso decir lo que dijo aquí. Hizo exactamente esto y Pedro pasó a construir la Iglesia. Realizó milagros, jugó un papel decisivo en Pentecostés y la vida de Pedro ha impactado el cristianismo tal y como lo conocemos hoy. Pero esto no significó que la vida de Pedro fuera fácil después de que Jesús ascendiera al cielo. Más tarde, se cree que Pedro fue crucificado boca abajo a manos de Nerón porque no se sentía digno de morir de la misma manera que Cristo. Realmente vivió y luego murió por Cristo.

Si bien definitivamente hubo momentos en que el carácter de Pedro fue defectuoso, su fe fue valiente y se fortaleció con el tiempo. No permitió que sus fracasos pasados crearan miedo sobre su futuro. Miró hacia adelante con celo, sabiendo que lo que Jesús lo había llamado a hacer era mucho mayor que sus inseguridades, debilidades y cualquier temor al hombre. Su fe permaneció incluso hasta la muerte, ¡y qué impacto ha tenido para el Reino!

Paso de acción: ¿Qué fracasos pasados has permitido que te causen una sensación de derrota sobre tu futuro? No sabemos lo que nos depara el mañana, pero sí sabemos que Jesús dijo que nunca caminaríamos solos en esta vida. Ora hoy por tu futuro y confía en la verdad de que nada nos separará jamás del amor de Cristo.