GozoMuestra

CREADOS PARA GOZARNOS

MEDITACIÓN

«Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!» Este doble imperativo, exclamado de manera eufórica es muy típico de Pablo. Él no es un apóstol conocido por expresarse de manera cautelosa o diplomática. Es una persona que habla con el corazón en un puño. Su entusiasmo francamente puede entenderse como muy agresivo. De hecho, la exigencia radical con la que se acerca a los filipenses en esta frase me parece dura, al borde de la manipulación: «¿Cómo podéis forzar el gozo?». Le pregunto a Pablo. «¡Como si la alegría y el gozo fuera posible con solo apretar un botón, una cuestión de pura voluntad!»

Si Pablo fuera un defensor del evangelio de la prosperidad o un «encantador de serpientes lisonjero», yo rechazaría con indignación y enfáticamente esas demandas poco mundanas. Sin embargo, Pablo es creíble. Vive lo que predica. Esto me hace pensar: después de un encuentro francamente violento con Dios fuera de Damasco, este hombre apuesta todo a una sola carta: ¡Jesús! Pablo, emprende arduos viajes misioneros, arriesga su vida y es encadenado repetidamente por su fe. ¿Cómo podría mantener vivo su gozo en el Señor a través de todas las privaciones, torturas y angustias? Redacta su carta a la iglesia en Filipos, como tantas de sus cartas, en prisión. Su situación es precaria, debe esperar la sentencia de muerte. Y si fuera una carta de lamento, de queja, no se lo reprocharíamos. ¡Pero no! En ninguna de sus cartas el gozo es tan prominente como en Filipenses. Me gustaría preguntarle: «Pablo, ¿cuál es tu secreto?».

Sospecho que Pablo no pudo olvidar la aceptación incondicional que había experimentado en su encuentro con Jesús. Él se había sentido frustrado en su celo religioso de Dios y había sido elegido para su servicio. Como «el peor de los pecadores», Pablo «fue tratado con misericordia» (1 Tim 1:15). Dios le salió al encuentro. En este terreno se encuentra Pablo. Ha experimentado una y otra vez que el yugo de Jesús es fácil y su carga es ligera, incluso en situaciones en las que la vida es una imposición desde el punto de vista humano. Un antiguo himno dice: «Ha venido Jesús, razón del gozo eterno». Este gozo duradero en el Señor tiene el poder de afirmarse contra todo pronóstico, en su momento, resurgir en la vida del apóstol y también hoy en mi camino con Jesús.

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR

• ¿En qué puedo gozarme? ¿Con qué me puedo sorprender? ¿Por qué estoy agradecido con Dios?
• ¿Me permito disfrutar momentos de alegría y gozo? ¿Es fácil para mí traer gozo a mi vida y a los demás?
• ¿Me permito ser vulnerable y auténtico ante Dios, entregarme a Él, no únicamente con sentimientos agradables como el gozo o la alegría, sino con mi duelo, dolor, miedo, vergüenza o decepción?

MOTIVOS DE ORACIÓN

• Para aquellas personas a mi alrededor que están en este momento luchando con su vida y con Dios.
• Por el resurgir de mi propio gozo en el Evangelio y el coraje para dar testimonio de el en el mundo.
• Por un tiempo especial que me permita descubrir la presencia y cercanía de Dios en mi vida diaria.
• Por creatividad y dedicación para «manifestar mansedumbre». (Fil 4:5) Y traer gozo a otros.

ORACIÓN SUGERIDA

Buen Señor, gracias por desafiarme y alentarme con personas como Pablo. Gracias por tratar constantemente de ganar mi confianza. No me dejes nunca olvidar que puedo acudir a Ti con todo lo que me preocupa e inquieta. Gracias por verme y aceptarme en amor. Gracias porque nada es más confiable que tú cercanía. Despierta en mí la alegría por tu buen Espíritu. Que tu paz, que sobrepasa todo entendimiento, proteja mi corazón y mis pensamientos. Amén.

Andrea Signer-Plüss