Felicidad Y BienestarMuestra
En Isaías 65:17-25 leemos sobre lo que Dios soñó para este mundo. Es una visión fantástica de un mundo nuevo lleno de rectitud, justicia, alegría y felicidad. Un mundo en el que la gente ya no se lamenta ni llora. Donde ya no hay maldad. Todo se arreglará, como debe ser. Todos y cada uno serán tratados con justicia. Las personas serán restauradas a sus condiciones legítimas. La creación será restaurada, como debía ser, sin maldad.
Nuestro trabajo y emprendimiento se realizará como lo planeamos y quisimos que fuera desde el principio. Ya no habrá más despropósito, ni frustraciones, ni discusiones. Las personas trabajarán y disfrutarán del fruto de su propio trabajo. Todo y todos serán restaurados a su estado apropiado. Dios nos ha prometido que este sueño se hará realidad.
Esta visión es una inspiración para mí. Como empresario y como ser humano, anhelo este mundo. Quiero vivir y trabajar por él. Es esta visión de la justicia de Dios la que me motiva a actuar y esto es lo que el amor de Dios me llama a hacer. Con mi organización puedo contribuir a este sueño y a este nuevo mundo con mi forma de hacer negocios.
Esto nos lleva a la pregunta sobre la contribución que hace esta organización. ¿Por qué existe y cuál es su objetivo? Esto también nos lleva a considerar el "código de conducta" de la organización. ¿Cuáles normas y reglamentos tiene la organización y cuál es la cultura de la empresa? Si nos fijamos en el propósito de una organización, la razón de su existencia, cada empresario lo completará de forma diferente. Para mí, como cristiano, los siguientes aspectos son los de mayor importancia:
- Hacemos negocios, no para nosotros mismos, sino para Dios y para su honor.
- Estamos llamados a servir a las personas y a la creación, impulsados por nuestro amor a Dios, al hombre y a la creación.
- Queremos ser una bendición para todos los que participan en la organización y tener una influencia positiva en nuestro entorno y en la sociedad en general.
Esta misión personal no tiene por qué hacerse siempre pública, pero debe inspirar la identidad de nuestra empresa y repercutir en las actividades y la filosofía dentro de ella. ¿Es nuestra intención y deseo trabajar en el plan de Dios para un mundo de justicia, incluso dentro de nuestras limitadas posibilidades? Si tenemos un deseo sincero de hacerlo, Dios nos ayudará y nos revestirá de posibilidades y actos justos (Ap. 19:8).
Pregunta del día:
¿Qué aporta tu empresa al sueño de Dios de un mundo justo?
Acerca de este Plan
¿Cómo podemos contribuir, como empresarios, a la felicidad y el bienestar de todos los que participan en nuestra empresa? ¿Dónde encontramos nuestra propia felicidad y satisfacción?
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