Felicidad Y BienestarMuestra
La Biblia nos llama a servir. A servir a las personas que nos rodean y al mundo entero. Jesús es nuestro gran ejemplo en esto (Fil. 2:3-11). La ciudad de Jerusalén se caracteriza por el cuidado de Dios por su pueblo (Ap. 21:3-8) y Dios quiere revestirnos de justicia y buenas acciones (Ap. 19:6-8).
Dios, quien gobierna la ciudad de Jerusalén, se mantiene firme en el bien que nace del amor. Quiere compartir con nosotros todo lo bueno, todo lo que representa su gloria, y no se lo guarda únicamente para él.
Después de mi humillante descubrimiento de en quién me había convertido, quise cambiar. Esto me hizo buscar una empresa con una cultura empresarial diferente. Necesitaba un entorno empresarial diferente para poder cambiar y desarrollarme. De alguna manera, no me sentía capaz de cambiar dentro de la cultura de mi empresa en ese momento. Una cultura, eso sí, que yo había ayudado a crear.
Al buscar otra empresa, me centré en el carácter de la dirección y la cultura de la empresa. Mi búsqueda me llevó a un hombre totalmente honorable, el líder de una de las mayores empresas de venta de automóviles en ese momento. No era cristiano, pero su personalidad había creado en la empresa una cultura profesional de servicio centrado en el cliente, sin políticas ni intrigas.
Era una cultura centrada en las personas, que abrazaba valores como la honestidad, la franqueza y la excelencia. Fuera de la empresa también tenía una buena reputación y era conocido por su carácter centrado en las personas, su integridad, su profesionalidad, su forma creativa de pensar y trabajar.
Fue este director general quien me enseñó a reflexionar sobre mí mismo, a trabajar centrado en las personas y a tener éxito. Me confrontó regularmente con mi comportamiento, me hizo preguntas buenas y punzantes.
En esta empresa he desarrollado una faceta diferente de mi personalidad. Mi fuerte propósito y mi concentración en las tareas se complementaron con un enfoque centrado en las personas. Ahora se tenían en cuenta expresamente las consecuencias para las personas implicadas, a la hora de decidir sobre asuntos vitales para la empresa.
Otra cosa que también aprendí durante este tiempo fue que el espíritu empresarial basado en los valores no es necesariamente cristiano. Esto me llevó a preguntarme: "¿Qué hayespecíficamente cristiano en el empresariado cristiano?" (Mi exploración de las características específicamente cristianas del empresariado cristiano se analizan en la siguiente reflexión).
Pregunta del día:
¿Cuál es tu reputación?, ¿cuáles valores y cultura reinan en tu empresa?
Acerca de este Plan
¿Cómo podemos contribuir, como empresarios, a la felicidad y el bienestar de todos los que participan en nuestra empresa? ¿Dónde encontramos nuestra propia felicidad y satisfacción?
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