Grandes Héroes De La Fe - JacobMuestra
El Dios de Betel
“Yo soy el Dios de Bet-el, donde tú ungiste la piedra, y donde me hiciste un voto. Levántate ahora y sal de esta tierra, y vuélvete a la tierra de tu nacimiento.” (Gen. 31:13)
Toda prueba, por dolorosa o difícil que sea, solo dura cierto tiempo. Cuando Dios logró asegurar en el corazón de Jacob lo que necesitaba para su gloria futura, lo liberó y Labán no pudo hacer nada para detenerlo (Gen 31:1-55).
Si bien es cierto que no nos corresponde en estas reflexiones hablar sobre el trato que Labán recibiría por parte de Dios por las reiteradas injusticias y maltratos hacia Jacob; nos basta con decir que en Labán también se cumpliría la ley divina de la reciprocidad o de causa y efecto, que cosiste en que lo que yo le haga a otro, alguien en algún momento y en algún lugar irremediablemente me lo hará a mí. Dicho de otra forma, si no quieres ser maltratado por alguien, no maltrates a nadie. Si siembras división, recibirás división, el que bendice, será bendecido (Mt.7:12).
Los desgarradores giros de la historia del paso de Jacob por la casa de Labán nos dejan ver lo frágiles que somos las familias en nuestra intimidad; Jacob fue engañado, Lea fue rechazada y no amada, a Raquel la carcomió la envidia, Bilha y Zilpa siervas o empleadas domésticas, por orden de Raquel y Lea terminaron “Prestando sus vientres” para darle más hijos a Jacob. Y aunque Dios bendijo a Labán a través de Jacob, este decidió ver ganancias en lugar de personas, y al final sus hijas, nietos, yerno y empleados domésticos salieron de sus tierras y de paso de su vida.
Esta historia tan dramática nos obliga a todas las familias a mirar a la Cruz, porque es la única lente que nos permite ver con mayor claridad el dolor y la tristeza que surgen de las relaciones rotas y de paso contemplar la esperanza de restauración que se obtiene cuando el redentor visita nuestros hogares y decidimos abrirle la puerta (Ap. 3:20, Hch. 16:31).
Al igual que con Jacob, en cada momento de nuestra existencia nuestro buen Padre Celestial nos ofrece esta buena noticia “Regresa a Be-tel”, al lugar del primer encuentro, del primer amor y al despertar del gozo eterno de vivir en Mi presencia.
“¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho? ¿Puede no sentir amor por el niño al que dio a luz? Pero aun si eso fuera posible, Yo no los olvidaría a ustedes.” (Is. 49.15).
Acerca de este Plan
Jacob, el astuto, seductor y mañoso nieto de Abraham, fue sometido por las dificultades de la vida en el horno del quebrantamiento por el Espíritu Santo con el fin de forjar a Cristo en él. Su vida es el reflejo de la maravillosa obra que el Espíritu Santo opera en nuestro interior con el fin de cambiar nuestra vieja naturaleza pecaminosa y corrompida AC, en un verdadero creyente DC.
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Nos gustaría agradecer a Conociendo a Dios por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://conectar.conociendoadios.net/