Grandes Héroes De La Fe - JacobMuestra
Jacob huye de Berseba hacia Jarán
La tristeza de nuestro Padre Celestial reside en nuestra negativa a acercarnos a Él cuando hemos pecado y fracasado. En lugar de buscarle y arrepentirnos, decidimos huir y alejarnos de casa. Una vez que Jacob despojó a su hermano de la bendición valiéndose de engaños, huyó para salvar su vida (Gn. 27: 41-46).
Una cosa es sentirnos amados por Dios cuando todos nuestros asuntos están en orden y nuestros sistemas de apoyo están en su lugar. Pero otra muy diferente cuando pecamos y vemos que de repente todo nuestro mundo se viene abajo. Frente a todas las situaciones complejas que enfrentemos por causa de nuestra naturaleza pecaminosa siempre vamos a tener dos opciones: Rendirnos ante la culpa, el auto juicio y el temor, o correr a los brazos de Dios y elegir vivir como hijos amados aceptando su disciplina (Heb. 12:6-7).
Al huir Jacob de su familia pasa su primera noche en el desierto, a falta de una almohada cómoda para recostar su cabeza se ve obligado a tomar una de las piedras del lugar. Mientras dormía, Jacob soñó con una escalera que se extendía desde la tierra hasta el cielo, y vio a los ángeles de Dios que subían y bajaban por ella. En la parte superior de la escalera estaba el Señor, quien le dijo: «Yo soy el Señor, Dios de tu abuelo Abraham, y Dios de tu padre Isaac. La tierra en la que estás acostado te pertenece. Te la entrego a ti y a tu descendencia (Gen. 28:10:14).
¡Esto es impactante!, Dios toma la iniciativa de hablarle a Jacob y bendecirlo a pesar de su pecado. Lo cual indica que nuestra esperanza de ser mejores personas un día, radica en la fidelidad de Dios, no en nuestra torpeza e incapacidad. Nuestra utilidad en Su reino depende de la buena voluntad de Dios quien nos ama y no de nuestra autosuficiencia.
Desde el mismo momento en que Jacob llegó a Betel y Dios le habló en sueños, Su plan entraría en acción, el carácter y la fuerza “Indómita” de Jacob serían sometidos a través de las múltiples pruebas y dificultades que enfrentaría en su vida. El propósito de Dios no era fortalecer al hombre exterior, sino liberar al hombre interior.
Razón tenía el artista Miguel Ángel cuando a través de una visión vio una figura cautiva en el mármol y hablando con sus colegas dijo: “Vi el ángel en el mármol y esculpí hasta que lo dejé libre”. Desde la antigüedad los sabios aseguran que la vida es profunda y simple, pero con frecuencia la complicamos más de lo necesario.
Cuando Dios comienza una obra, Él la termina. Cuando llama y escoge a una persona lo hace con un propósito, si no acaba su obra en un año, lo hará en dos, sino en diez o veinte años, lo cierto es que Él usa el quebrantamiento para doblegar nuestra naturaleza carnal cuando decidimos vivir alejados de su disciplina y amor.
Acerca de este Plan
Jacob, el astuto, seductor y mañoso nieto de Abraham, fue sometido por las dificultades de la vida en el horno del quebrantamiento por el Espíritu Santo con el fin de forjar a Cristo en él. Su vida es el reflejo de la maravillosa obra que el Espíritu Santo opera en nuestro interior con el fin de cambiar nuestra vieja naturaleza pecaminosa y corrompida AC, en un verdadero creyente DC.
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Nos gustaría agradecer a Conociendo a Dios por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://conectar.conociendoadios.net/