Vivir renovado: Atravesando el dueloMuestra

Tristeza y gozo

La gente suele reunirse cuando se pierde a un ser querido para compartir recuerdos, contar historias divertidas y disfrutar de la compañía mutua. Cuando nos sorprendemos sonriendo, a veces nos sentimos culpables por dejar momentáneamente de lado nuestro dolor, pero no debemos sentirnos mal. No tiene nada de malo experimentar alegría en medio de la tristeza. De hecho, a menudo podemos sentir ambas cosas al mismo tiempo.

El día que mi sobrina tuvo a su bebé fue el mismo día que perdimos a su mamá. Fue horrible y fue maravilloso. Nuestra familia celebró la vida y lloró la muerte en el mismo momento, en el mismo hospital.

Después de que mi papá falleció, bautizamos a mi hija camino a su funeral. Su bautismo había sido programado durante semanas y se suponía que él estaría allí para celebrarlo con nosotros. Sentimos alegría y tristeza al mismo tiempo.

Incluso todos estos años después, todavía me duele el corazón cuando pienso en cuánto le hubiera gustado a mi papá ver a mi hija graduarse de la escuela secundaria o animar a mi hijo en el campeonato estatal de fútbol. Nunca es fácil.

La gente dice que el tiempo cura todas las heridas, pero eso no es cierto. Nunca te acostumbras por completo a extrañar a alguien que has perdido. El peso no desaparece. Con la ayuda de Dios, simplemente te vuelves mejor para llevarlo. Te vuelves mejor mezclando risas y lágrimas. Tu angustia cambia de un dolor agudo a un dolor sordo, como debería ser. No es una traición a tu ser querido que sonrías. Ellos quieren que vivas una vida vibrante, la vida que Jesús vino a darte.

En el libro de Juan, Jesús nos dice: “Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia”.

Cuando se levantó de la tumba, Jesús no solo nos salvó de nuestros pecados. Él venció la depresión, la culpa, la desesperanza y todo lo demás que pudiera mantenernos atrapados en nuestro dolor. Prometió ir a establecer un lugar para nosotros para que podamos pasar la eternidad con Él. Un lugar donde no habrá más muerte, ni más tristeza, ni más lágrimas.

Debido a que nuestra eternidad está segura en Cristo, tenemos un gozo que no se basa en nuestras circunstancias actuales. No significa que todavía no estemos desconsolados, pero la felicidad no es lo mismo que el gozo. La felicidad es una emoción superficial, mientras que el gozo es mucho más profundo. Incluso cuando no estamos felices, incluso cuando estamos de luto por la pérdida de un ser querido, aún tenemos gozo en la promesa de la eternidad con Jesús.

A medida que continúas afligido, es posible que te encuentres riendo un minuto y llorando al siguiente. Anímate. En cada altibajo, Dios estará contigo. Él es constante. Él nunca cambia, y puedes confiar en Él para cumplir Sus promesas. Cuando te sientas inestable, aférrate a Dios y al gozo de tu salvación.

Dios Padre, gracias por querer pasar la eternidad conmigo y por enviar a Tu Hijo Jesús, para abrirme camino. Gracias por estar siempre conmigo y por llevar mis pesadas cargas. Toma el peso de mi tristeza y préstame Tu fuerza. Cúbreme con Tu paz y recuérdame el gozo que tengo en Ti, amén.