Reemplaza tus pensamientos ansiosos

Para encontrar la paz, tenemos que reemplazar nuestros miedos, ansiedades, mecanismos de defensa y conductas de control con la oración, la meditación de las Escrituras y la acción de gracias. Nuestros cerebros no dejarán de pensar en algo solo porque se lo digamos. Nuestras mentes son como computadoras, y procesan lo que se descarga en ellas. Si no reemplazamos nuestro pensamiento y comportamientos negativos con otra cosa, esos pensamientos ansiosos seguirán jugando en nuestras mentes.

Reemplazar tus pensamientos negativos con la Palabra de Dios puede sentirse incómodo al principio, pero no dejes que eso te detenga. Si quieres estar libre de preocupaciones, no puedes seguir tus sentimientos. Tus sentimientos tienen una mente propia porque obtienen sus señales de tu carne, la cual es guiada por tus cinco sentidos. Debes dejar que la verdad anule tus sentimientos.

Cuanto más hables la Palabra de Dios, más natural se volverá para ti. A medida que uses la Palabra de Dios para conquistar la preocupación, verás que funciona en tu vida. Esto hará que ganes una obsesión asombrosa y poderosa por más y más de la Palabra. Así como un adicto ansía cada vez más una droga para obtener un resultado, cuanto más reconozcas el poder de la Palabra de Dios, más querrás aplicarla a todas las áreas de tu vida.

¿Cómo empezar a reemplazar tus preocupaciones con la Palabra? Encuentra versículos en la Biblia que aborden la preocupación, la ansiedad, renovar tu mente, poner tus preocupaciones en Cristo, y así sucesivamente. Escribe esos versículos en un diario y comienza a memorizarlos. Cuando un pensamiento ansioso venga a tu mente, échalo al pie de la cruz (puede que incluso quieras visualizarte poniendo el pensamiento a los pies de Jesús). Entonces recuerda lo que la Palabra de Dios dice acerca de cualquier problema que estés enfrentando. Pronto te encontrarás experimentando la paz sin razón aparente. Esa es la paz de Dios que pasa todo entendimiento.

Enfoque de oración: Pasa tiempo con Dios en oración. Pídele que te dé un deseo insaciable de leer y estudiar la Palabra de Dios.