Encontrando alegría en las habitaciones del corazón de una madreMuestra

El salón de clases

Siempre recordaré el sentimiento que tenía de niña y que se despertaba en mi corazón la noche antes del comienzo de clases. ¡Cómo amaba la escuela y todo lo que representaba!

En el salón de clases de tu corazón, podrías identificar los profundos llamados y propósitos para los cuales naciste. En el salón de clases de tu corazón, averiguarás tu porqué y tu cómo. Sin lugar a duda, la maternidad es el salón de clases más desafiante de la vida. Las lecciones que se enseñan, y con suerte se aprenden en el salón de clases de tu corazón, te equiparán no solo para ser una mejor madre sino también una maravillosa esposa, hermana, hija y amiga.

El día que naciste fue un día de suma importancia. Sin embargo, quizás un día de mayor impacto y significado es el día en que descubres para qué naciste. El descubrimiento de tu propósito en la vida, por qué Dios te creó, y por qué la historia estaría incompleta sin la huella única de tu corazón, es un día de significado inigualable en la vida de cualquier ser humano.

Simplemente descubrir el destino de uno no presenta suficiente información para asegurar que puedas vivir una vida de propósito y poder divinos. Para amplificar el impacto de tu vida, necesitas saber cómo.

Es en el salón de clases de tu corazón donde determinas tu cómo. Estás más definida por tu cómo que por tu porqué. Yo supe qué era: una mamá. La maternidad era mi llamado, identidad, y propósito; la maternidad era mi sustantivo. Sin embargo, se me había dado la asombrosa responsabilidad de determinar mi cómo. Mi tarea desde la perspectiva del cielo era regular el cómo. Dios me había diseñado para la maternidad, pero yo decidiría qué tipo de madre sería.

Es en el salón de clases de tu corazón, como madre, que eliges tu adjetivo. Eres una madre y nunca nada cambiará ese maravilloso llamado en tu vida. Sin embargo, recuerda a menudo que eres la única persona en la faz del planeta que puede determinar qué tipo de madre serás o eres. 

¿Criarás con paz, amabilidad, alegría y celebración? o ¿dejarás un legado de ira, impaciencia, demandas irrazonables, y conflictos a raíz de tus años como madre de tus hijos? Tú eliges.