Encontrando alegría en las habitaciones del corazón de una madreMuestra

El corazón de una madre

Dentro del alma de cada madre hay un corazón que se convierte en un depósito de recuerdos tiernos, lecciones duras, victorias gloriosas, días ordinarios, fracasos evidentes y la gracia de Dios a lo largo de los años de maternidad. El corazón de una madre que ha dado a luz al futuro de la humanidad o que ha adoptado amorosamente las semillas de la próxima generación también desarrolla habitaciones de grandeza inigualable y fuerza discreta. Estas son las habitaciones del corazón de una madre.

Cuando entiendas verdaderamente el propósito fundamental de la maternidad, la alegría vendrá corriendo a tu hogar y a tu corazón. Si crees falsamente que eres solo una niñera, una cocinera, una empleada doméstica o una lavandera, habrá poca alegría en tu área de influencia. Sin embargo, si al final eres capaz de convencerte de que estás cambiando el curso de la historia para el reino de Dios, es en ese momento milagroso en el que la abundante alegría de la maternidad vendrá corriendo a tu vida en proporciones magníficas.

La alegría siempre viene después de conocer nuestro propósito. ¡Eres una mujer con un propósito eterno y perpetuo! Estás criando a los Danieles, Esteres y Pedros de la próxima generación, ¡así que hazlo con una alegría desenfrenada! El trabajo más expansivo que podrás llevar a cabo será entre la gente común que mejor conoces y a la que más quieres.

Cada oración que has elevado ha sido escuchada, querida mamá. Él ha inclinado su propio oído sobre las puertas del cielo y te ha prestado toda su atención. Cada deseo que has susurrado a tu Padre Celestial no ha sido olvidado. Tus deseos son de suma importancia para Él. Él anhela oírte expresar tus deseos más sinceros y luego ponerlos a sus pies traspasados por clavos. Cada canción que elijas para cantar en medio de montones de Legos, macarrones y queso pegados al armario de la cocina, y pequeños pegados a tus piernas, es un himno glorioso para los oídos del cielo. 

Dios es capaz de darte la gracia que necesitas para cada día difícil o incluso para cada día mundano de la maternidad. Él ama a tus hijos más de lo que tú podrías y ha elegido asociarse contigo para desarrollar su carácter, su temperamento y su caminar en la fe. 

Has sido elegida para criar específicamente a los niños de tu hogar. ¡Hazlo con gracia, fuerza, honor y alegría!