Cómo ser prójimoMuestra
No reinventamos la rueda, rodamos con ella
Jesús nos encargó llevar la libertad a los cautivos, la Buena Noticia a los pobres y proclamar el favor de Dios. Su hermano, Santiago, dijo que no sólo deberíamos oír estas palabras, también cumplirlas. Estableció que la verdadera religión es cuidar a los huérfanos y a las viudas. Lo vemos en las Escrituras y sentimos en nuestros corazones el dolor de las personas que sufren pero, ¿qué hacemos? Parece muy complicado. Hemos hablado acerca de compartir comidas y empezar relaciones con nuestros vecinos pero, ¿qué hacemos por los presos, los adictos, las viudas, las víctimas de trata de personas, los niños en custodia temporal y los huérfanos? Algunos tenemos la oportunidad de invitar a estos prójimos a entrar a nuestras vidas. Unos pocos podemos iniciar movimientos y organizaciones. La mayoría nos sentimos atrapados.
William Wilberforce era un fanático espiritual inconforme en la sociedad culta del siglo diecinueve. No era sólo un religioso. Él era un hacedor en favor de los prójimos más cautivos, pobres y vulnerables. El parlamentario inglés lideró la lucha para abolir la esclavitud en Gran Bretaña y estableció un nuevo estándar para el mundo occidental. Pero no lo hizo solo, y lo sabía. Aquí están las palabras del propio Wilberforce, acerca del valor de la contribución única de cada persona:
“Tenemos formas diferentes que nos asignaron en la escuela de la vida, diferentes dones impartidos. No todo lo que es bueno es atractivo. El hierro es útil, aunque no brilla como el diamante. El oro no tiene la fragancia de una flor. Es por eso que personas diferentes poseen modos diversos de excelencia y debemos poner atención a todos”.
-William Wilberforce, abolicionista y autor de Cristianismo real
¿Te suena familiar? ¿Notaste el título de su libro? Sus palabras son como las de otro inconforme quien escribió acerca del cristianismo real. En la primera carta del apóstol Pablo a los Corintios, nos recuerda que somos un cuerpo con muchos miembros. Si todo el cuerpo fuera una oreja, ¿cómo vería? Si todos iniciamos fundaciones para atender a los huérfanos, ¿quién haría voluntariado? ¿Quién se ocuparía de los presos? Previamente en su carta, Pablo usa una metáfora de la agricultura para explicarlo. Una persona podría plantar la semilla, pero es otra quien la riega.
El Dr. John Sowers es un sembrador. Él dirige The Mentoring Project, el socio misionero del vídeo de hoy. Su organización forma a mentores y crea oportunidades para que esas personas asesoren a niños en situación de riesgo. Lo llama reescribir la historia de la ausencia paterna, pero John es el primero en admitir que su organización se parece más al hierro que a los diamantes. “No estamos haciendo justicia atractiva. El buen samaritano tampoco la hizo". Todos somos diferentes. Aunque no todos somos diamantes, todos importamos. Algunos tenemos que ser hierro. No todos podemos iniciar un movimiento. La mayoría tenemos que hacer que se mantengan en funcionamiento.
En Life.Church decimos: no reinventamos la rueda, rodamos con ella. Esto se materializa en la forma que nos asociamos con colaboradores de misiones locales y globales quienes llevan a cabo un trabajo increíble. En vez de hacerlos solos, apoyamos, con nuestras finanzas y nuestra gente, el trabajo excelente de movimientos locales. Este principio también es aplicable en la vida de nuestra gente, hoy escucharás acerca de dos de ellos.
El paso de hoy: Mira la historia del Pastor Craig, Julie y Jonathan. Piensa sobre cuál es tu papel en la historia de Dios. Luego, acércate a un colaborador local y empieza a ayudar en tu ciudad.
Cuarto principio: No reinventamos la rueda, rodamos con ella.
Sabemos nuestro papel. Nuestro punto clave es ofrecer nuestra gente y nuestros recursos a organizaciones que fundan iglesias, ofrecen asistencia, desarrollan líderes y fortalecen comunidades. Para hacerlo bien, hemos incorporado la responsabilidad financiera y programática directamente en nuestras asociaciones.
Acerca de este Plan
¿Y si no tuviéramos que viajar lejos para acercarnos a las personas que están distanciadas de Dios? ¿Y si los cristianos fueran los mejores vecinos? ¿Cambiaría tu calle? ¿Estaría más lleno el cielo? Hace mucho tiempo, un líder religioso le preguntó a Jesús cómo entrar en el cielo. Jesús contestó con una pregunta y luego con la historia del Buen Samaritano. No es de extrañar que 2000 años después, la historia de Jesús siga explicando cómo ser un buen prójimo. Únete al Pastor Craig Groeschel y a Life.Church en una guía práctica, llena de historias, para conocer a tu prójimo y amarlo como a ti mismo. Pero no solo la leas, ¡vívela!
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