¡Levántate y anda!Muestra

CUARTO GRUPO

Y finalmente nos encontramos con este último grupo donde el amor del pastor es aún más significativo para su rebaño porque como citan las Escrituras "El Buen Pastor conoce a sus ovejas y ellas al oír su voz la reconocen", debes saber que sin importar cuán lejos de Él te encuentres o la cantidad de tiempo que estuviste separado del redil, aunque en tu humanidad podrías esperar un severo castigo por tu desobediencia, hoy te traigo un recordatorio de que su amor cubre multitud de pecados si de verdad te arrepientes.

7.  PERDIDAS. Estas ovejas tienden a alejarse considerablemente del rebaño a tal punto de no reconocer el camino por el cual se fueron y, por ende, terminan perdidas.  El pastor al darse cuenta
va en sus búsquedas y las trae de vuelta. 

Las perdidas son una representación de los creyentes que se encuentran apartados de Dios y dominados bajo la corriente de este mundo que los ha hecho olvidar la esperanza a la cual fueron llamados; sin embargo, el Buen Pastor los sigue esperando con los brazos abiertos para hacer gran banquete por sus regresos. 

“¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?” (Lucas 15:4RVR1960).

8. PERNIQUEBRADAS. Este tipo de oveja es muy especial porque constituye la suma de las anteriores: 

• Muchas veces buscará adelantarse o retrasará su paso por despistes.
•  Pretenderá rechazar la autoridad.
•  Causará división en el rebaño con su rebeldía y hasta provocará pleitos sin razón aparente.
•  Motivada por degustar de pastos diferentes se desviará del camino y aunque el pastor le aplique corrección con el callado no resultará suficiente. 

Debido a la gravedad del asunto y para que su mal comportamiento no pase a mayores el pastor debe tomar una dolorosa, pero efectiva decisión: 

Teniéndola acostada sobre una mesa le estirará la pata derecha y con un palo empezará a pegarle con tal fuerza hasta que se le quiebre el muslo. Luego, procederá a vendarla y entablillarla con la diferencia de que evitará unir correctamente los huesos, de manera que quedará cojeando por mucho tiempo y así garantizará que se quede junto a él y al rebaño hasta que adquiera su carácter y alcance la estatura de una oveja madura. 

Cuando entendí la profundidad de esta enseñanza me fue difícil no hacer una comparación con Jacob, quien desde el vientre de su madre venía siendo una oveja perniquebrada sin corrección hasta que tuvo un verdadero encuentro con el Buen Pastor. Narran las escrituras que cuando luchó con el Ángel un solo toque de este le terminó dislocando la cadera dejándolo cojo por el resto de su vida. Aunque esto parezca cruel, gracias a este acto Jacob fue bendecido y vio cara a cara a Dios. 

Descoyuntar el muslo significa experimentar una verdadera humillación espiritual a través del quebranto y, nuestro Buen Pastor que es Jesucristo, lo aplicará de ser necesario para que nuestras almas no experimenten el lloro y crujir de dientes en el horno de fuego eterno. 

Habrá casos donde solo por medio de esta fuerte disciplina este tipo de creyentes podrán agradar a Dios y entrar en su propósito porque aprenderán a rendir completamente sus vidas y tener total dependencia suya. La Palabra dice que, aunque por la noche dure el lloro a la mañana vendrá la alegría, y justamente así es el quebranto, ya que esto tratará no solamente con el carácter, sino también para que aprenda a caminar, ya no delante ni atrás, sino a lado de su Creador. 

Después de todo, esta oveja entenderá que ha sido muy amada porque ha sido vendada, sanada y llevada en los brazos de su Buen Pastor durante todo el proceso de su restauración. Una vez superado todo esto no habrá viento recio o situación adversa que pueda sacarla de su redil, puesto que habrá entendido el significado del regalo tan maravilloso e inmerecido que es la salvación. 

OREMOS: Mi padre celestial, gracias por amarme tanto, tanto, que dejaste a las noventa y nueve por buscarme a mí. Gracias porque como padre que amas me corriges y no dejas que me pierda. Ayúdame a entender que mis pensamientos no son los tuyos y que siempre buscarás mi bien aunque ahora no lo entienda. Amén.

Un abrazo fraterno,

Angie Sevillano