¡Levántate y anda!Muestra
¡SAL DE LODEBAR!
Imagina por un momento haber nacido como príncipe, ser nieto del primer rey de Israel y gozar en un palacio de las abundancias y comodidades propias de la época. Sin duda, esto parecía garantizar un futuro prometedor.
No obstante, a la tierna edad de cinco años tu nodriza por querer salvarte de lo que a su juicio consideraba un peligro inminente, te toma de prisa en brazos y en medio de ese ajetreo un mal movimiento en sus pies produce un tropiezo garrafal y eres soltado abruptamente de su regazo hacia el suelo. Como resultado de la tragedia tus dos piernas quedan rotas, condenándote de un momento a otro, hacia una vida oculta y olvidada en la lúgubre LODEBAR, lugar donde se refugiaban los perseguidos, los abusados, los despojados y los maltratados por la vida. Un lugar de tierra árida y hostil que jamás producía fruto.
¿Cómo te sentirías si este fuese tu caso?
Muy probablemente coincidimos: ¡Sería terrible! Desearíamos jamás tener que pasar por algo así, pero a diferencia de nosotros, Mefiboset no tuvo elección. No obstante, en medio de todo ese panorama desesperanzador, el rey David se acordó del pacto que había hecho con Jonatán, su padre (Leer 2 Samuel 9: 1-4).
Y le dijo: “No tengas temor, porque a la verdad yo tendré misericordia contigo por amor de Jonatán, tu padre. Te devolveré todas las tierras de tu abuelo Saúl, y tú comerás siempre a mi mesa” (2 Samuel 9:7 RVR95).
Para Mefiboset este pacto de amor le resultaba tan imposible de comprender que inclinándose, dijo: ¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como yo?
Sin embargo, David ya había decidido bendecir a este hombre no por sus obras o méritos, si lo mereciera o no, sino por ese pacto de amor que logró cambiar su miserable destino cuando le fue restituido todo lo que le había pertenecido por derecho legal a su familia, permitiéndole incluso volver a tomar su lugar en la mesa del rey.
Querido lector, al igual que este rey Dios hizo un pacto de amor con nosotros desde antes de la fundación del mundo, aun antes de que el hombre cayera en el Edén y mucho antes de que te arrepintieras, ¿y sabes qué más? Fue consumado hace más de dos mil años en una cruz.
Si hasta hoy no lo sabías: ¡Tu verdadera posición está en el palacio del rey de reyes, sentado juntamente a Él en lugares celestiales como linaje escogido, real sacerdocio y nación santa! ¡Qué maravillosa muestra de su gran amor! Además, ese mismo rey soberano, Jehová de los ejércitos, ha prometido restituir en tu vida TODO lo que el enemigo te robó, solo debes hacer una cosa:
¡SAL DE LODEBAR!
Un abrazo fraterno,
Angie Sevillano
Acerca de este Plan
Si durante mucho tiempo has estado batallando con un alma atribulada por heridas y dificultades, en este devocional veremos cómo nuestro Buen Pastor nos enseña a bastarnos en su gracia porque su poder se perfecciona en nuestra debilidad. Recuerda que cada proceso es pasajero, pero traerá consigo un mayor peso de gloria. Si pensabas quedarte tendido en el piso y pidiendo limosna, en el nombre de Jesús: ¡LEVÁNTATE Y ANDA!
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