Hábitos de santidadMuestra
Hacer la guerra
Estamos llamados a vivir vidas dignas de nuestro llamado. ¿Cuál es ese llamado? Recuerda 1 Pedro 2:9. Como seguidores de Jesús, hemos sido apartados y elegidos especialmente para vivir como personas santas a fin de representar a nuestro Dios Slanto. Así que empecemos a ser prácticos. ¿Cómo se ve este llamado en acción? Cuando sepamos quiénes somos y decidamos vivir a la luz de esa identidad, no solo habrá una mayor confianza y audacia en nosotros, sino que tendremos prácticas y hábitos diferentes a los del resto del mundo. Pedro continúa explicándolo de esta manera:
Queridos amigos, os exhorto, como extranjeros y exiliados, a absteneros de los deseos pecaminosos que hacen guerra contra vuestra alma. Vivid tan bien entre los paganos que, aunque os acusen de hacer el mal, vean vuestras buenas obras y glorifiquen a Dios el día que nos visite. 1 Pedro 2:11-12 NVI
Pedro señala esta elección que todos tenemos que hacer: ¿Elegiremos seguir nuestros deseos o seguir a Cristo? ¿Obedecer a nuestra carne o a nuestro Padre celestial?
La cosa es así: la idea de la obediencia puede tener una mala reputación en nuestra cultura actual. Y seamos honestos, es bastante difícil someterse a otra persona, especialmente cuando hemos experimentado abusos de poder y personas que se aprovechan de los demás. Eso no está bien. Pero ese nunca es el resultado cuando se trata de obedecer a Dios. Cuando lo obedecemos y lo seguimos, nos mantenemos conectados con la Fuente misma de la vida, la paz y la verdadera realización. Pero cuando obedecemos y seguimos nuestros deseos, terminamos en un lugar muy diferente. Pablo lo explica así:
¿No te das cuenta de que te conviertes en esclavo de lo que sea que elijas obedecer? Puedes ser esclavo del pecado, que lleva a la muerte, o puedes optar por obedecer a Dios, lo que lleva a una vida recta. Romanos 6:16 NTV
Entonces, ¿cómo se ve elegir la obediencia a Dios en nuestras relaciones románticas y sexuales? Parece elegir amar a los demás de la misma manera que Dios, a través de Cristo, nos ha amado, al reservar el sexo para el matrimonio y negarse a objetivar otras personas.
¿Por qué reservar el sexo para el matrimonio? Bueno, el sexo es algo poderoso. Y en el contexto equivocado, no es “hacer el amor”, es causar mucho daño a nosotros mismos y a los demás. Basta con mirar el mundo en el que vivimos hoy. Tenemos que lidiar con las enfermedades de transmisión sexual, los embarazos que terminan en aborto, los niños que crecen sin padres y toda la vergüenza y el trauma que surgen de las situaciones de abuso sexual. La lista sigue y sigue, porque en el contexto equivocado, algo tan poderoso como el sexo causa un daño masivo. Y no es así como Dios nos ha tratado o nos ha llamado a tratar a los demás.
¿Qué hay de negarse a objetivar a los demás? Negarse a objetivar a los demás parece rechazar la lujuria. Porque la lujuria nos entrena para ver a los demás como objetos para nuestro placer en lugar de personas para amar. Y eso no está bien. Cuando Jesús vino, constantemente elevó a la gente. Nos recordó lo que significa ser humano, tener dignidad y valor, ser personas invitadas a asociarse con Dios para traer bondad y belleza al mundo. Eso es lo que eres, pero también lo es tu novio o novia. Así es esa persona en la pantalla o en ese video. Y tratarlos como algo menos es un error en el más alto sentido de la palabra: es pecado. Y el pecado (nuestros deseos carnales) siempre termina en muerte. Pero lo que Dios nos ofrece, lo que Jesús nos muestra, es el camino que lleva a la vida:
Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 6:23 NVI
La obediencia a Dios es mucho mejor que la obediencia a cualquier otra cosa. La obediencia a esas otras cosas, nuestros deseos, puede sentirse bien en el momento, pero siempre termina en dolor y muerte. Así que elige la obediencia, elige tratar a los demás de la misma manera que Dios, a través de Cristo, te ha tratado a ti.
Hábito 2: Elige la obediencia. Prácticamente, trabaja para eliminar las tentaciones hoy, para no tener que resistirlas mañana. Adquiere el hábito de cortar las cosas de raíz mientras son pequeñas, en lugar de dejar que crezcan para producir dolor y muerte en tu vida. Cuando identifiques un punto problemático, no lo ignores. Ten esa conversación con tu novio o novia. Pon restricciones en tu teléfono y computadora. ¡Y no hagas esto solo! Pide ayuda y responsabilidad a las personas en las que confías. Practica identificar y eliminar la tentación hoy.
Escritura
Acerca de este Plan
Como seguidores de Jesús, estamos llamados a vivir como personas santas para representar a nuestro Dios Santo. La santidad no es un destino mágico al que tenemos que llegar, sino la identidad de la que partimos para vivir. En este Plan bíblico, veremos algunos de los hábitos que podemos implementar para ayudarnos a caminar en santidad en nuestras relaciones personales y virtuales.
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